na ginawa sa Islam
Averroes
/ Ibn Rushd
Averroes (
latinización del nombre
árabe Abū l-Walīd Muhammad ibn Ahmad ibn Muhammad ibn Rushd,
أبو الوليد محمد بن أحمد بن محمد بن رشد;
Córdoba,
Al-Ándalus,
1126–
Marrakech,
10 de diciembre de
1198) fue un
filósofo y
médico andalusí, maestro de
filosofía y
leyes islámicas,
matemáticas,
astronomía y
medicina.
Biografía
Averroes proviene de una familia de estudiosos del derecho. Su abuelo fue
cadí principal de Córdoba bajo el régimen de los
almorávides y su padre mantuvo la misma posición hasta la llegada de la dinastía
almohade en 1146. El propio Averroes fue nombrado cadí de
Sevilla y sirvió en las cortes de Sevilla, Córdoba y Marruecos durante su carrera.
Además de elaborar una enciclopedia médica, escribió comentarios sobre la obra de
Aristóteles (de ahí que fuera conocido como «El Comentador»). En su obra
Refutación de la refutación (
Tahafut al-tahafut) defiende la filosofía aristotélica frente a las afirmaciones de
Al-Ghazali de que la filosofía estaría en contradicción con la religión y sería por lo tanto una afrenta a las enseñanzas del
Islam.
Jacob Anatoli tradujo sus obras del árabe al
hebreo en los años 1200. Sus escritos influyeron en el pensamiento cristiano de la Edad Media y el Renacimiento.
A finales del siglo XII una ola de fanatismo invadió
Al-Ándalus después de la conquista de los almohades, y Averroes fue desterrado y aislado en
Lucena,
cerca de Córdoba, prohibiéndose sus obras. Meses antes de su muerte,
sin embargo, fue revindicado y llamado a la corte en Marruecos. Muchas
de sus obras de lógica y metafísica se han perdido definitivamente como
consecuencia de la censura. Gran parte de su obra sólo ha podido
sobrevivir a través de traducciones en hebreo y latín, y no en su
original árabe. Su principal discípulo fue
Ibn Tumlus, quien le había sucedido como médico de cámara del quinto
califa almohade
Al-Nasir.
Filosofía del conocimiento
La
noética de Averroes, formulada en su obra conocida como
Gran comentario, parte de la distinción
aristotélica entre dos
intelectos, el
nous pathetikós (intelecto receptivo) y el
nous poietikós (intelecto agente), que permitió desligar la reflexión filosófica de las especulaciones míticas y políticas.
Averroes se esforzó en aclarar cómo piensa el ser humano y cómo es
posible la formulación de verdades universales y eternas por parte de
seres perecederos.
El filósofo cordobés se distancia de Aristóteles al subrayar la función sensorial de los
nervios y al reconocer en el
cerebro la localización de algunas facultades intelectivas (
imaginación,
memoria...).
Averroes sitúa el origen de la intelección en la percepción sensible
de los objetos individuales y concreta su fin en la universalización,
que no existe fuera del
alma (el principio de los animales): el proceso consiste en sentir, imaginar y, finalmente, captar el universal.
Ese universal tiene, por lo demás, existencia en cuanto que lo es por
aquello que es particular. En cualquier caso, es el intelecto o
entendimiento el que proporciona la universalidad a lo que parte de las
cosas sensibles.
Así las cosas, en su obra
Tahâfut, expone la necesidad de que la
ciencia se adecue a la realidad concreta y particular, pues no puede existir conocimiento directo de los universales.
La concepción del intelecto en Averroes es cambiante, pero en su
formulación más amplia distingue cuatro tipos de intelecto, es decir,
las cuatro fases que atraviesa el entendimiento en la génesis del
conocimiento:
material (receptivo),
habitual (que permite concebirlo todo),
agente (causa eficiente y formal de nuestro conocimiento, intrínseco al hombre y que existe en el alma) y
adquirido (unión del hombre con el intelecto).
Averroes distingue, además, entre dos
sujetos del
conocimiento
(más propiamente: los sujetos de los inteligibles en acto): el sujeto
mediante el cual esos inteligibles son verdaderos (las formas que son
imágenes verdaderas) y el sujeto mediante el que los inteligibles son un
ente en el mundo (intelecto material). Consecuentemente, el sujeto de
la
sensación (por el cual es verdadera) existe fuera del alma y el sujeto del intelecto (por el cual este es verdadero), dentro.
Trascendencia
A pesar de la condena de 219 tesis averroístas por parte del obispo parisino
Étienne Tempier en
1277
a causa de su incompatibilidad con la doctrina católica, muchas de
éstas sobrevivieron en la literatura posterior de mano de autores como
Giordano Bruno o
Pico della Mirandola.
Así, encontramos en estos autores una defensa de la superioridad de la
vida contemplativa-teórica frente a la vida práctica (en línea con lo
defendido por Aristóteles en su
Ética Nicomáquea, X o en y una
reivindicación del carácter instrumental-político de la religión como
una doctrina destinada al gobierno de las masas incapaces de darse una
ley a sí mismas por medio de la razón. La ley religiosa, había dicho
Averroes en su
Tahafut al-tahafut (تهافت التهافت), proporciona la
misma verdad que el filósofo alcanza indagando en la causa y la
naturaleza de las cosas; sin embargo, ello no implica que la filosofía
actúe en modo alguno en los hombres cultos como sustituto de la
religión: «los filósofos creen que las religiones son construcciones
necesarias para la civilización (...)». La existencia de la religión es
también necesaria para la integración del filósofo en la sociedad civil.
Otras tesis que encontramos en Averroes son:
- Que el mundo es eterno
- Que el alma está dividida en dos partes, una individual perecedera (intelecto pasivo) y otra divina y eterna (intelecto activo).
- El intelecto activo es común a todos los hombres.
- El intelecto activo se convierte en intelecto pasivo cuando se halla
unido al alma humana. Cuando la facultad imaginativa del hombre recibe
las imágenes que le proporciona la actividad de los sentidos, las
transmite al intelecto pasivo. Las formas, que existen en potencia en
tales imágenes, son actualizadas por el intelecto activo, convirtiéndose
en conceptos y juicios.
A fin de salvar la incompatibilidad de las tesis averroístas con la doctrina cristiana,
Siger de Brabant propuso la doctrina de la
doble verdad,
según la cual hay una verdad religiosa y una verdad filosófica y
científica. Esta doctrina sería adoptada por la mayoría de defensores
europeos del averroísmo.
Obras principales
- Tahafut al-tahafut (تهافت التهافت, Refutación de la refutación, Destructio destructionis en latín)
- Kitab fasl al-maqal (Sobre la armonía entre Religión y Filosofía)
- Bidayat al-Mujtahid (Distinguido jurista)
- Los Comentarios al «Corpus aristotelicum», que comprenden:
- Los Comentarios menores (Yawami) a la Isagoge de Porfirio, al
Organon, Retórica, Poética, Física, De Coelo et Mundo, De generatione et
corruptione, Meteorológicos, De Anima, Metafísica, De partibus
animalium, De generatione animalium y Parva Naturalia, de Aristóteles.
- Comentarios medios (Taljisat) a la Isagoge de Porfirio. el Organon,
Retórica, Poética, Física, De Coelo et Mundo, De generatione et
corruptione, Meteorológicos, De Anima, Metafísica y Ética nicomaquea, de
Aristóteles.
- Comentarios mayores (Tafasir) a los Segundos Analíticos, Física, De Coelo et Mundo, de Anima y Metafísica de Aristóteles.
Resumen del Kitab fasl al-maqal
Tratado decisivo que determina la naturaleza de la relación entre Religión y Filosofía
- La Ley obliga a hacer estudios de Filosofía
- Si los estudios teológicos del mundo son filosóficos, y la Ley
obliga a realizar dichos estudios, entonces, la Ley obliga a hacer
filosofía.
- La Ley obliga a realizar estos estudios.
- Estos estudios deben realizarse de la mejor manera, a través del razonamiento demostrativo.
- Para dominar este instrumento, el pensador religioso debe llevar a
cabo un estudio preliminar de lógica, de la misma manera que un abogado
tiene que estudiar razonamiento legal. Esto no es más herético en un
caso que en el otro. Y la lógica tiene que ser aprendida de los maestros
de la antigüedad, independientemente del hecho de que no sean
musulmanes.
- Después de la lógica debemos proceder a filosofar correctamente.
También acá debemos aprender de nuestros predecesores, igual que en
matemáticas y en leyes. Por lo tanto está mal prohibir el estudio de lo
filosofía antigua. El peligro que pueda presentar es accidental, tal
como el peligro de tomar medicina, tomar agua o estudiar leyes.
- Para cada hombre la Ley ha previsto un camino hacia la verdad de
acuerdo a su naturaleza, a través de métodos demostrativos, dialécticos o
retóricos.
- La Filosofía no contiene nada que se oponga al Islam
- La verdad demostrativa y la verdad de las escrituras no pueden estar en conflicto.
- Si el aparente significado de las Escrituras está en conflicto con
las conclusiones de la demostración, entonces deben ser interpretadas
alegóricamente, es decir, metafóricamente.
- Con respecto a estas cuestiones tan difíciles, el error cometido por
un juez calificado en la materia es perdonado por dios, mientras que el
error por parte de una persona no entendida en la materia no es
perdonado.
- Las interpretaciones filosóficas de las Escrituras no deberían
ser enseñadas a las mayorías. La Ley provee otros métodos para
enseñarles.
- El propósito de las Escrituras es enseñar las ciencias teóricas y prácticas y la práctica y las actitudes correctas.
- Cuando se usan símbolos, cada tipo de personas, demostrativas,
dialécticas o retóricas deben tratar de entender el sentido interior
simbolizado o el restarle al contenido con el aparente sentido, de
acuerdo a sus capacidades.
- Explicarle el sentido interno a personas que no están capacitadas
para entender, es destruir su fe en el sentido aparente sin reemplazarlo
por otra cosa. El resultado es descreencia en alumnos y profesores. Es
mejor para el estudioso profesar la ignorancia, citando el Corán sobre
los límites del entendimiento humano.
- Los métodos apropiados para enseñar a la gente están indicados en el
Corán, como sabían los primeros musulmanes. Las partes populares del
Libro son maravillosas en responder a las necesidades de todo tipo de
mentes.
Averroes en la literatura
Averroes es el protagonista de la historia «
La busca de Averroes» en
El Aleph, de
Jorge Luis Borges.
Véase también
Bibliografía
- Averroes (2009). El libro del Yihad. Traduccíon Carlos Quirós. Biblioteca Filosofía en español. Oviedo: Fundación Gustavo Bueno. ISBN 978-84-934341-4-4.
- – (2004). Sobre el intelecto. Colección: Al-Andalus. Textos y Estudios. Madrid: Editorial Trotta. ISBN 978-84-8164-707-5.
- – (2003). El libro de las generalidades de la medicina.
Edición de María de la Concepción Vázquez de Benito, Camilo Álvarez
Morales. Colección: Al-Andalus. Textos y Estudios. Primer premio de la
II Edición del Premio Panhispánico de Traducción Especializada,
convocado por la Unión Latina y la Fundación Española para la Ciencia y
la Tecnología. Madrid: Editorial Trotta. ISBN 978-84-8164-602-3.
Sobre Averroes
- Alonso, Manuel (1998). La teología de Averroes. Madrid-Granada, CSIC; reimpresión: Sevilla, Fundación El Monte.
- Averroes. Introducción y selección de textos por R. Ramón Guerrero (1998). Sobre filosofía y religión. Cuadernos de Anuario Filosófico, Serie Filosofía Española, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, Pamplona.
- Castillejo Gorráiz, Miguel (2000). Averroes el aquinatense islámico. Córdoba: Publicaciones Obra Social y Cultural Cajasur.
- Coccia, Emanuele (2007). Filosofía de la imaginación. Averroes y el averroísmo. Buenos Aires, Adriana Hidalgo editora.
- Cruz Hernández, Miguel (1997). Abû-l-Walîd Muhammad ibn Rushd (Averroes). Vida, obra, pensamiento, influencia. Córdoba, CajaSur Publicaciones, 2ª ed.
- — (1957). Filosofía Hispano-Musulmana, 2. Madrid, 1-245.
- Gómez Nogales, Salvador. Bibliografía sobre las obras de Averroes, en Múltiple Averroès. París, Les Belles Lettres, 1978, pp. 351-387.
- Maiza Ozcoidi, Idoia (2001). La concepción de la filosofía en Averroes. Análisis crítico del Tahafut al-Tahafut. Madrid: Editorial Trotta. ISBN 84-8164-426-9.
- Martínez Lorca, Andrés (editor) (1993). Al encuentro de Averroes. Madrid: Editorial Trotta. ISBN 978-84-87699-63-4.
- Morata, N. (1923). Los opúsculos de Averroes en la Bibl. de El Escorial. I. El opúsc. de la unión del entendimiento agente con el hombre. El Escorial.
- Puig, Josep (1997). Averroes (1126-1198). Ediciones del Orto, Madrid.
- Quirós, C. (1919). Averroes, Compendio de Metafísica. Madrid.
- Ramón Guerrero, R. (1996). Averroes: el «Proemio» de su comentario al libro Lambda de la «Metafísica». Anales del Seminario de Historia de la Filosofía, pp. 275-295. Universidad Complutense de Madrid.
- Urvoy, Dominique; traducción del francés, Delfina Serrano Ruano (1998). Averroes: las ambiciones de un intelectual musulmán. Madrid: Alianza.
Enlaces externos
- Judería.net
Página multilingüe, dedicada a la Judería de Córdoba y a Averroes con
cerca de un millar de imágenes y textos traducidos al inglés, hebreo,
español y árabe.
- Averroes: Sobre la armonía entre religión y filosofía (el título es Examen crítico y solución del problema de concordia entre la ley religiosa y la filosofía).
- Texto francés, con anotaciones en el mismo idioma, en el sitio de Philippe Remacle (1944 - 2011).
Categorías:
Etymology of Andalus / Andalusia
http://www.etymonline.com/index.php?allowed_in_frame=0&search=Andalus&searchmode=none
- Andalusia
- former name of southern Spain, from Spanish, from Arabic al Andalus, name for the entire peninsula, from Late Latin *Vandalicia
"the country of the Vandals," in reference to one of the Germanic
tribes that overran the Western Empire 3c.-4c. and for a time settled in
southern Spain. See vandal.
-
- vandal (n.)
- 1660s, "willful destroyer of what is beautiful or venerable," from Vandals, name of the Germanic tribe that sacked Rome in 455 under Genseric, from Latin Vandalus (plural Vandali), from the tribe's name for itself (Old English Wendlas), from Proto-Germanic *Wandal- "Wanderer."
There does not seem to be in the story of the capture of Rome by the
Vandals any justification for the charge of willful and objectless
destruction of public buildings which is implied in the word
'vandalism.' It is probable that this charge grew out of the fierce
persecution which was carried on by [the Vandal king] Gaiseric and his
son against the Catholic Christians, and which is the darkest stain on
their characters. ["Encyclopaedia Britannica," 13th ed., 1926]