martes, 1 de diciembre de 2009
Aminatou Haidar
Aminatou Haidar, una de las activistas saharauis de mayor reconocimiento internacional, está en huelga de hambre desde ayer lunes contra el gobierno de Marruecos por no dejarla entrar en El Aaiún donde reside y la esperan sus hijos de 13 y 15 años de edad, y también contra el gobierno de España por complicidad en la maniobra.
Haidar volvía de un viaje a EEUU cuando le retiraron su pasaporte marroquí impidiéndole la entrada a El Aaiún por escribir en los impresos aduaneros y de inmigración el nombre de su país, República Árabe Saharaui Democrática, en vez de Marruecos en la casilla de nacionalidad. Es lo que había hecho en otras ocasiones y lo que cabe esperar de una persona que lleva luchando pacíficamente por la autodeterminación del Sáhara Occidental al menos desde 1987, cuando participó en una marcha silenciosa que terminó con la detención de 71 saharauis, y con la posterior desaparición de alguno de ellos, entre los que se encontraba Haidar.
Aminatou está en libertad desde 1991, y desde entonces no ha parado de denunciar las torturas y la vulneración de los derechos humanos de la que son víctimas los saharauis de manos del gobierno marroquí. Muchos se encuentran aún desaparecidos, unos en cárceles no oficiales como en la que estuvo la propia Haidar, y de otros no se sabe nada porque el gobierno marroquí nunca informa de lo ha hecho con sus vidas o sus cuerpos.
La luchadora saharaui intentaba volar el sábado al Sáhara pero ni las compañías aéreas le vendían el billete ni las autoridades españolas le permiten la salida porque no tiene pasaporte. Aunque sí le permitieron la entrada en España cuando fue devuelta por las autoridades marroquíes, alegando que tiene un permiso de residencia oficial español, que Haidar disfruta desde hace unos años por razones humanitarias al recibir tratamiento médico en un hospital de Madrid.
Puesto que para entrar en España desde un país extracomunitario se necesita pasaporte y no un simple permiso de residencia, la complicidad entre en el gobierno español y el de Marruecos, tal y como denuncia Haidar, parece que es algo más que una mera sospecha.
Y si es así, nuestro gobierno democrático tiene el deber moral de explicarse. De hablarle claro a su ciudadanía dejando clara su postura en este nuevo caso de atropello a los derechos humanos. A una ciudadanía que tantas muestras de solidaridad tiene con el pueblo saharaui, sobre todo cada verano, haciéndose cargo en sus propias casas de un número de niños y niñas cada vez más elevado.
Las autoridades, también las nuestras, no se deben engañar. Esa mujer valiente y luchadora que fue torturada en una cárcel secreta durante cuatro años y que ha utilizado su libertad para denunciar lo que a ella y a tantos otros les hicieron y les hacen, nunca va a dejar que los gobiernos de Marruecos y España la mantengan separada de sus hijos y de la lucha de su pueblo. Puede tardar mucho tiempo, pero también en Marruecos habrá algún día libertad y democracia y en el Sahara un pueblo que gracias a mujeres como Aminatou Haidar habrá podido ejercer el derecho a ser dueño de su destino. Nuestro gobierno puede ahora elegir si se pone del lado de quienes luchan por esto, o si apoya a quienes pisotean los derechos humanos. Una ocasión más para demostrar si solo se tienen grandes principios verbales o también la valentía para llevarlos a la práctica.
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en La Jornada (15 diciembre) aparece un artículo sobre el/la particular...
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