viernes, 17 de septiembre de 2010

Mente: su Etimología


O sea, que es mentira, que aparte de que mentira viene de mente, sería mentira viajar fuera de lo físico, de lo material, de lo dado, para ir hacia el lenguaje hablado, la imaginación, etcetera, ...?

En 1969, en la Universidad de Stanford (EEUU), el Prof. Phillip Zimbardo realizó un interesante experimento de psicología social.

Dejó dos autos abandonados en la calle, dos autos idénticos, la misma marca, modelo y color. Uno lo dejó en el Bronx, por entonces una zona pobre y conflictiva de Nueva York, y el otro en Palo Alto, una zona rica y tranquila de California.

Dos autos idénticos abandonados, dos barrios con poblaciones muy diferentes y un equipo de especialistas en psicología social estudiando las conductas de la gente en cada sitio.

Resultó que el auto abandonado en el Bronx comenzó a ser vandalizado en pocas horas. Le sacaron las llantas, el motor, los espejos, el radio, etc. Todo lo aprovechable se lo llevaron, y lo que no, lo destruyeron.

En cambio, el auto abandonado en Palo Alto se mantuvo intacto.

Es común atribuir las causas del delito a la pobreza. En esta teoría coinciden las posiciones ideológicas más conservadoras, de derecha y de izquierda... Sin embargo, el experimento en cuestión no finalizó ahí.

Cuando el auto abandonado en el Bronx ya estaba deshecho y el de Palo Alto llevaba una semana impecable, los investigadores rompieron un vidrio del automóvil de Palo Alto.

El resultado fue que se desató el mismo proceso que en el Bronx. El robo, la violencia y el vandalismo redujeron el vehículo al mismo estado que el del barrio pobre.

¿Por qué el vidrio roto en el auto abandonado en un vecindario supuestamente seguro, fue capaz de disparar todo un proceso delictivo?

No se trata de pobreza. Evidentemente es algo que tiene que ver con la psicología humana y con las relaciones sociales.

Un vidrio roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro, de desinterés, de despreocupación, que va rompiendo códigos de convivencia, de ausencia de leyes, de normas, de reglas, como que vale todo.

Cada nuevo ataque que sufre el auto reafirma y multiplica esa idea, hasta que la escalada de actos cada vez peores se vuelve incontenible, desembocando en una violencia irracional.

En experimentos posteriores, James Wilson y George Kelling, desarrollaron la 'Teoría de las Ventanas Rotas'.

Desde un punto de vista criminológico, la misma concluye en que el delito es mayor en las zonas donde el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato son mayores. Si se rompe un vidrio de una ventana de un edificio y nadie lo repara, pronto estarán rotos todos los demás.

Si una comunidad exhibe signos de deterioro y esto parece no importarle a nadie, entonces allí se generará el delito.

Si se cometen 'pequeñas faltas' (estacionarse en lugar prohibido, exceder el límite de velocidad o pasarse una luz roja) y las mismas no son sancionadas, entonces comenzarán a aparecer faltas mayores y luego delitos cada vez más graves.

Si se permiten actitudes violentas como algo normal en el desarrollo de los niños, el patrón de desarrollo será de mayor violencia cuando estas personas sean adultas.

Si los parques y otros espacios públicos deteriorados son progresivamente abandonados por la mayoría de la gente (que deja de salir de sus casas por temor a las pandillas), esos mismos espacios abandonados por la gente son progresivamente ocupados por los delincuentes.

La teoría de las ventanas rotas fue aplicada por primera vez a mediados de la década de los ´80 en el metro de Nueva York, el cual se había convertido en el punto más peligroso de la ciudad.

Se comenzó por combatir las pequeñas transgresiones: graffitis y suciedad en las estaciones; ebriedad entre el público; evasiones del pago del pasaje; pequeños robos y desórdenes.

Los resultados fueron evidentes. Comenzando por lo mas pequeño, se logró hacer del Metro de Nueva York un lugar seguro.

Posteriormente, en 1994, el alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, basado en la teoría de las ventanas rotas y en la experiencia del Metro, impulsó una política de 'Tolerancia Cero'.

La estrategia consistía en crear comunidades limpias y ordenadas, no permitiendo transgresiones a la ley y a las normas de convivencia urbana. El resultado fue una notable disminución de todos los índices criminales de la ciudad de Nueva York.

La expresión 'Tolerancia Cero' suena a una solución autoritaria y represiva, pero su concepto principal es más bien la prevención y promoción de condiciones sociales de seguridad.

No se trata de linchar al delincuente, ni de la prepotencia de la policía. De hecho también debe aplicarse la tolerancia cero a los abusos de autoridad.

La "Tolerancia Cero" no es frente a la persona que comete el delito, sino frente al delito mismo. Se trata de crear comunidades limpias, ordenadas, respetuosas de la ley y de los códigos básicos de la convivencia social humana.











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