miércoles, 5 de agosto de 2009

Lv-Struss y la Bulimia Cultural

Lv-Struss y la
bulimia cultural
Por Héctor M.
Guyot
LA NACION
Prendí la televisión para
matar el rato. Caía el domingo y no esperaba mucho más que tardíos programas
bailanteros y gente alrededor de una mesa, trenzada en la discusión de
siempre.
Cuando su cara angulosa ocupó la pantalla, reprimí el acto reflejo de
empezar el
zapping. No porque se tratara de Claude Lévi-Strauss -en ese momento, yo
estaba
para cualquier cosa menos para un intelectual francés- sino porque concedidos
unos segundos de gracia me resultó imposible abstraerme del hilo de su
pensamiento. Hablaba al aire libre, sentado en medio de un jardín, y sus ojos
inteligentes y pequeños, algo mezquinos, destellaban detrás de las grandes
gafas.
Le habían hecho la pregunta
imposible sobre el futuro de la humanidad, y el viejo antropólogo desplegó su
diagnóstico sombrío con indulgente paciencia y sin énfasis. Dijo que el
hombre
era el principal depredador del planeta, y que le debíamos el privilegio al
humanismo clásico surgido en el Renacimiento, que lo concibe como ser
pensante
antes que como ser vivo. Eso lo coloca en posición de amo y señor, señaló,
pero
lo deja fuera de la Creación. "Somos consumidores bulímicos de la riqueza que
acumulamos, tanto material como intelectual. No podemos absorber toda la
producción intelectual que el ser humano ha producido desde sus orígenes",
afirmó, palabras más, palabras menos, y con esto último el control remoto
se me
cayó de las manos: según un letrero que aparecía en pantalla, la entrevista
había sido hecha en 1972. Se ha dicho: Lévi-Strauss bien puede ser tenido
como
uno de los precursores de la ecología. Y en el más amplio de los sentidos. En
uno de sus libros más celebrados, Tristes trópicos, de 1955, escribió: "La
humanidad se instala en la monocultura; se dispone a producir civilización en
masa, como cultiva la remolacha".
En la respuesta que me
tenía en vilo, aquella que cerraba el documental que el canal Encuentro
emitió
el domingo, el creador de la antropología estructural deslizó una última
observación: el problema era que se había roto el equilibrio entre
comunicación
y no comunicación que ha caracterizado a todas las épocas creativas. ¿Qué
diría
hoy el venerable maestro, que ya superó los 100 años de vida y le fue dado
asistir a la revolución de Internet y a la globalización que galopa fuera de
control?
© LA NACION

1 comentario:

  1. Me parece que el que escribe es argentino.Articulo interesante sobre claude levy strauss.



    Col y Bree

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