miércoles, 3 de marzo de 2010

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De acuerdo a la epistemología sistémica, la observación como parte del quehacer científico tiene dos importantes características: a) está impregnada de teoría, y b) por sí sola es insuficiente como medio de conocimiento: la ciencia procura siempre expandir lo observable.

1. Caracterización.- En el marco de la epistemología de los sistemas, la observación forma parte imprescindible del quehacer científico, y presenta los siguientes caracteres:

a) La percepción no es una simple copia de las 'cosas reales', sino el resultado de una interacción entre el conocedor y lo conocido, interacción que a su vez depende de múltiples factores de tipo biológico, psicológico, cultural, lingüístico, etc. (ver Categoría). La propia física enseña que no hay entidades últimas tales como corpúsculos u ondas que existan independientemente del observador (XVI,XVII). La observación no es entonces neutral, y aún la que se considera supuestamente no adulterada, está ya impregnada de toda suerte de imágenes conceptuales, modelos o teorías. Por lo tanto, la opción no es o bien observar o bien teorizar, sino mas bien elegir entre modelos que estén más cerca o más lejos de la observación directa, o que sean más, o menos adecuados para representar lo observado (162).

b) Si bien la observación es un importante punto de partida para la investigación científica (la física comienza por fuerza con la experiencia sensorial del ojo, el oído, el sentido térmico, etc), la ciencia busca trascender la simple observación expandiéndola mediante la construcción de teorías cada vez más abstractas y abarcativas, e incluso estas a su vez se fundirán entre sí hasta el punto en que ya no tienen más una relación ostensible con lo 'visualizable' o lo 'intuíble'. Esta evolución forma parte del proceso de desantropomorfización del conocimiento científico, esto es, de su proceso de liberación de las determinaciones específicamernte humanas, y esta evolución está también ligada a la invención de órganos artificiales de los sentidos (microscopios, telescopios, etc), con lo que las partículas últimas dejan de ser realidades metafísicas escondidas detrás de lo observado, y a la sustitución del observador humano por el instrumento registrador (amperímetro, balanza, etc) (254,255).

2. Ejemplo.- a) Un investigador generalista sistémico guiará sus observaciones según este enfoque, y entonces seleccionará especialmente por ejemplo las interacciones entre los elementos del fenómeno observado. b) Sin embargo, dicho investigador no se quedará con una mera descripción particular y superficial. No será particular porque buscará semejanzas significativas con otras observaciones e intentará generalizarlas a partir del concepto teórico de 'sistema'. No será superficial porque su descripción no se basará en simples analogías engañosas (ver Analogía), sino que buscará similitudes más profundas, como las homologías y las explicaciones (ver Homología y Explicación).


55.- ONTOLOGIA DE SISTEMAS

Parte de la Filosofía de los sistemas que se ocupa de establecer qué se entiende por 'sistema' y cómo están plasmados los sistemas en los distintos niveles del mundo de la observación (XV).

La TGS en sentido amplio abarca la Ciencia de los Sistemas, la Tecnología de los sistemas y la Filosofía de los sistemas y, dentro de esta última, una parte es la Ontología de sistemas.

En sentido genérico, la ontología es el estudio de los entes. Específicamente, la Ontología de sistemas aborda el estudio de entidades especiales llamadas 'sistemas', fijando su significación, alcance y tipos.

Discrimina así dos tipos de sistemas: los sistemas reales y los sistemas conceptuales. Los primeros son entidades percibidas en la observación o inferidas de ésta. Por ejemplo un perro, una galaxia, una célula o un átomo. Los segundos son ante todo construcciones simbólicas, como por ejemplo la lógica o la matemática, sin referencia a la realidad, pero también los hay referidos a ella, como los llamados sistemas abstraídos, es decir, las diversas teorías científicas (XV,XVII). (Para mayor información, ver Sistema).


56.- ORDEN JERARQUICO

Propiedad formal de los sistemas según la cual estos están superpuestos de forma tal que sus miembros o partes son a su vez sistemas del nivel inmediato inferior. Semejante estructura jerárquica y combinación en sistemas de orden creciente es característica de la realidad como un todo y tiene fundamental importancia especialmente en biología, psicología y sociología (76,77).

1. Generalidades.- Hoy en día 'vemos' el universo como una gran jerarquía. Empezando desde las más inferiores encontramos, en orden: partículas elementales, núcleos atómicos, átomos, moléculas, compuestos de molécula compleja, una pléyade de estructuras que caen entre las moléculas y las células (y visualizables en microscopía electrónica y óptica), luego células-organismos y, más allá, organizaciones supraindividuales como los organismos inferiores, los animales, el hombre, hasta llegar a los sistemas socio-culturales y simbólicos (26 a 29).

Una jerarquía parecida surge tanto en 'estructuras' como en 'funciones', pero sea cual fuese el punto de vista considerado, una teoría general del orden jerárquico será un pilar de la TGS. Si bien hay progresos en cuanto a forma de representar los niveles jerárquicos (en forma verbal, semimatemática, lógica matemática, 'árboles', etc), aún no pueden ser expresados adecuadamente en términos de energía (entropía negativa) ni el términos de información (bits), habida cuenta de que el orden jerárquico está íntimamente vinculado a las ideas de diferenciación, evolución y medición de la organización (26,27).

2. Relación entre los niveles.- Los niveles jerárquicos no son independientes entre sí. Por ejemplo el organismo vivo es un orden jerárquico de sistemas abiertos. Lo que se impone como estructura duradera en determinado nivel está sustentado, de hecho, por un continuo intercambio de componentes en el nivel inmediatamente inferior. Así el organismo multicelular se mantiene en y por intercambio de células, la célula por intercambio de estructuras celulares, éstas por intercambio de ingredientes químicos, etc. Como regla general, los ritmos de renovación son tanto más veloces cuanto menores son los componentes considerados (166).

3. Orden jerárquico y centralización.- Se trata de dos de las propiedades formales de los sistemas (ver Sistema), y están particularmente vinculadas entre sí, en el sentido que la progresiva centralización conduce a un progresivo desarrollo de nuevos niveles jerárquicos.

Al respecto, von Bertalanffy refiere que la mecanización conduce a menudo al establecimiento de 'partes conductoras', o componentes que dominan la conducta del sistema. Tales centros pueden funcionar como disparadores, es decir, un cambio pequeño en una parte conductora por medio de mecanismos amplificadores, provoca grandes cambios en el sistema total. De esta manera llega a establecerse un orden jerárquico de partes o procesos. En el cerebro, así como en la función mental, se alcanzan la centralización y el orden jerárquico por estratificación, es decir por superposición de 'capas' más altas que adoptan el papel de partes conductoras (223)


57.- ORGANISMICA, CONCEPCION

Los fenómenos vitales se explican, en el contexto de la TGS, a partir de una concepción organísmica según la cual los sistemas vivos son sistemas abiertos y, como tales, exhiben cracterísticas tales como el estado uniforme, la equifinalidad, la entropía negativa y el orden jerárquico. El origen y la evolución de la vida podría quedar también explicada en los mismos términos, aún cuando falten todavía más investigaciones al respecto. En contraste, los puntos de vista mecanicistas y vitalistas han resultado insuficientes para explicar la especificidad del fenómeno vital.

1. Generalidades.- Básicamente hay tres puntos de vista que intentan explicar el fenómeno de la vida: el mecanicismo, el vitalismo y la concepción organísmica (92).

a) El mecanicismo reduce los procesos biológicos a las leyes de la naturaleza inanimada (160): en términos físico-químicos, un organismo vivo es un agregado de un gran número de procesos definibles mediante fórmulas químicas, ecuaciones matemáticas y leyes de la naturaleza. Tales procesos ocurren tanto en organismos vivos como en organismos muertos, por lo cual recurrir a ellos para explicar la vida carece de sentido (144).

b) El vitalismo intenta explicar la vida a partir de la existencia de ciertas entidades metafísicas como el impulso vital, etc. Se requiere, sin embargo, una explicación científica de la vida, y a ella se acerca más la TGS al dar cuenta de ciertos fenómenos vitales a partir de ciertas características de los sistemas, como por ejemplo la equifinalidad (ver Vitalismo).

c) En oposición a los planteos mecanicistas y vitalistas, la TGS procura explicar el fenómeno vital desde una concepción organísmica, según la cual la regulación de aconteceres en el sentido del mantenimiento, la producción y la reproducción de la totalidad orgánica- constituyen un criterio general de la vida (269).

El comportamiento de los seres vivos puede ser explicado si los consideramos como sistemas abiertos. Todo organismo viviente es ante todo un sistema abierto. Se mantiene en continua incorporación y eliminación de materia, constituyendo y demoliendo componentes, sin alcanzar, mientras la vida dure, un estado de equilibrio químico y termodinámico, sino manteniéndose en un estado llamado uniforme (steady) que difiere de aquél. Tal es la esencia misma de ese fenómeno fundamental de la vida llamado metabolismo, es decir el conjunto de los procesos químicos que ocurren dentro de las células vivas (39).

El organismo viviente como sistema abierto que se mantiene en estado uniforme presenta algunas características como las siguientes:

1) Equifinalidad: los estados uniformes son equifinales, es decir, el mismo estado independientemente del tiempo puede ser alcanzado a partir de diferentes condiciones iniciales y por distintos caminos, en gran contraste con los sistemas físicos ordinarios, donde el estado de equilibrio está determinado por las condiciones iniciales (40, 165).

2) Entropía positiva: Mientras los sistemas físico exhiben entropía positiva, los sistemas vivientes poseen entropía negativa. En los sistemas cerrados el cambio de entropía es siempre positivo, es decir, la entropía siempre aumenta, lo que equivale a decir que hay una continua destrucción del orden. En los sistemas abiertos, sin embargo, no sólo tenemos producción de entropía debida a procesos irreversibles, sino también entrada de entropía que bien puede ser negativa, vale decir, pueden desarrollarse hacia estados de orden y organización crecientes. Tal es el caso del organismo vivo, que importa complejas moléculas ricas en energía libre (41). Orden y organización crecientes implican la posibilidad de persistir, crecer, desarrollarse, reproducirse, etc. (144).

3) Orden jerárquico: El organismo vivo es un orden jerárquico de sistemas abiertos. Lo que se impone como estructura duradera en determinado nivel está sustentado por un continuo intercambio de componentes en el nivel inmediatamente inferior. Así, el organismo se mantiene en y por intercambio de células, la célula por intercambio de estructuras internas a la célula, éstas por intercambio de ingredientes químicos, etc. (166).

La teoría de los sistemas abiertos y los estados uniformes es una expansión de la físico-química, la cinética y la termodinámica ordinarias, necesaria para poder explicar el acontecer vital (93). Esta expansión es conocida como 'termodinámica irreversible' (165). Esta 'revolución organísmica' es relativamente reciente, y está basada en los modernos adelantos de las ciencias biológicas y del comportamiento (196).

Puesto que los sistemas vivos son sistemas abiertos, remitimos al lector a los correspondientes artículos para ampliar las características del sistema vivo tales como el estado uniforme, la equifinalidad, la entropía negativa, el orden jerárquico, etc.

2. La concepción organísmica y la biogénesis.- Examinemos por último, la posición de la concepción organísmica frente al problema del origen de la vida. Von Bertalanffy admite la posibilidad de responder a este interrogante desde la teoría de los sistemas abiertos, aún cuando todavía falte investigar más en este ámbito (159).

Concepciones tales como la teoría del océano primordial y la teoría sintética de la evolución resultan, hoy por hoy, insuficientes para la explicación del origen de la vida y la evolución de las especies vivientes. La primera de estas teorías explica el origen de la vida por la aparición casual de compuestos orgánicos (aminoácidos, ácidos nucleicos, enzimas, ATP, etc) en un océano primordial, los cuales, por selección, constituyeron unidades que se reproducían, formas análogas a los virus, protoorganismos, células, etc. De modo similar, la teoría sintética de la evolución explica la evolución de la vida como el resultado de mutaciones casuales en el código genético bajo el imperio de la selección, es decir de la supervivencia de aquellos genotipos que producen mayor descendencia en las condiciones externas existentes (158).

Von Bertalannfy criticará estas posturas, señalando que la selección, la competencia y la supervivencia del más apto 'presuponen' la existencia de sistemas que se automantengan, es decir de sistemas vivos; así, no pueden ser el resultado de la selección. Hoy por hoy no conocemos ley física alguna que prescriba que, en una 'sopa' de compuestos orgánicos como la del océano primordial, se formen sistemas abiertos que se automantengan, ni menos aún que evolucionen formando nuevos y distintos seres vivos. La generación de las condiciones para que haya vida y para que ésta evolucione es físicamente posible sólo si intervienen 'fuerzas organizacionales' de alguna clase y haya una acumulación de información en el código genético. Este último no estaría constituído solamente por un vocabulario (dado por los nucleótidos) sino por una 'gramática' sin la cual, en el mejor de los casos, produciría un montón de proteínas, pero no un organismo organizado. Ciertas experiencias sobre la regulación genética indican la existencia de esa organización del sustrato hereditario; habrá que estudiar también sus efectos en las leyes macroscópicas de la evolución (159).


58.- ORGANISMO

Los fenómenos de la vida sólo residen en entidades llamadas organismos, y todo organismo es un sistema, esto es, un orden dinámico de partes y procesos en mutua interacción (218). Ejemplos: una planta, un árbol, un animal, el hombre. Von Bertalanffy tiende a calificar organismo al ser vivo multicelular, aún cuando su definición es igualmente aplicable a un organismo unicelular.

1. El organismo como sistema abierto.- Si bien dentro del organismo existen sistemas en equilibrio (sistemas cerrados como por ejemplo el sistema oxígeno-hemoglobina-oxihemoglobina), al organismo como tal no puede considerárselo como un sistema cerrado o en equilibrio, porque continuamente está intercambiando materia y energía con el medio ambiente y, en lugar de tender hacia un estado de equilibrio, tiende hacia un estado uniforme, propio de los sistemas abiertos (124,125). En efecto, el organismo mantiene un desequilibrio llamado estado uniforme, y está así en situación de canalizar tensiones hacia la actividad espontánea o en respuesta a estímulos desencadenantes, (219) lo que hace que, respectivamente, el organismo pueda ser considerado como activo por tener actividad autónoma, y como pasivo por responder a estimulaciones perturbadoras, aunque la primera de estas características tiene una especial importancia en la consideración sistémica.

El modelo de organismo como sistema abierto ha demostrado su utilidad en la explicación y formulación matemática de numerosos fenómenos vitales, y lleva también, como es de esperar de toda hipótesis científica de trabajo, a nuevos problemas, algunos de ellos fundamentales (159,160). En oposición a este modelo, existe también el modelo de organismo como máquina (modelo mecanicista), cuyas dificultades y limitaciones obligaron a abandonarlo, sustituyéndoselo por el modelo sistémico abierto (ver Máquina).

2. Organismo y personalidad.- Del mismo modo que los fenómenos de la vida los hallamos en entidades llamadas organismos, los fenómenos psicológicos sólo se hallan en entidades individualizadas que en el hombre se denominan personalidades. Como indica Allport, sea lo que fuere la personalidad, tiene las propiedades de un sistema (218)


59.- ORGANIZACION

Sistema de variables mutuamente dependientes (6). En cuanto un sistema es concebido como un conjunto de partes en interacción, los conceptos de 'sistema' y 'organización' son asimilables entre sí, implicándose recíprocamente. Complejidades organizadas son tanto los sistemas cerrados como los abiertos (47), y dentro de estos últimos son organizaciones por ejemplo los organismos y los grupos sociales.

1. Organización y sistema.- El análisis de sistemas trata a la organización como un sistema de variables mutuamente dependientes, y de aquí que la moderna teoría de la organización conduzca casi inevitablemente a una discusión de la TGS (7). Toda organización implica interacciones de muchas (pero no de infinitas) variables (96).

Sea que hablemos de sistemas u organizaciones, von Bertalanffy resalta en todo caso la importancia de las relaciones entre las partes, más que los elementos en sí. Estas relaciones son interacciones 'fuertes', en oposición a las complejidades no organizadas donde las interacciones, o bien son tan débiles que en la investigación se puede prescindir de ellas, o bien directamente no existen, pasando a ser un simple conglomerado o amontonamiento de elementos.

Von Bertalanffy indica al respecto (34) que la teoría de la complejidad no organizada se arraiga a fin de cuentas en las leyes del azar y la probabilidad de la segunda ley de la termodinámica, dando como ejemplo el comportamiento de un gas como resultado de infinidad de movimientos desorganizados de sus innumerables moléculas. En este sentido el problema de las complejidades organizadas escapa a la física habitual, en la medida que entendamos por ellas a los organismos vivientes y a los grupos sociales. Aún así, es posible encontrar, pero ya en una concepción más moderna de la física (47) totalidades organizadas como por ejemplo un átomo, un cristal o una molécula. Es así que tanto los sistemas cerrados como los abiertos son concebibles como organizaciones (o totalidades organizadas, o complejidades organizadas).

Otras ideas vinculadas con la de organización son las de orden, fuerzas organizacionales y leyes de la organización. El orden es la base de la organización (157); toda organización es tal porque entre sus elementos operan fuerzas organizacionales de alguna clase, como por ejemplo las valencias o las fuerzas reticulares en el caso de la formación de cristales (159); finalmente si una complejidad está organizada es porque está regida por leyes, como por ejemplo las denominadas leyes férreas de las organizaciones (ver Sociología).

2. Tipos de organización.- Las totalidades organizadas pueden estar configuradas como sistemas cerrados (un cristal, un átomo, etc) o como sistemas abiertos (un ser vivo, un grupo social, etc). En este último caso, el sistema consigue mantenerse en un estado uniforme, lo cual al implicar un alto nivel de organización (148), ésta última se convierte en un fin a alcanzar.

En el contexto de las ciencias sociales es posible encontrar a su vez organizaciones informales (como la sociedad) y organizaciones formales (estructuras escrupulosamente instituídas como el ejército, la burocracia o las empresas comerciales)(7).

Desde un punto de vista metodológico, podemos hablar de organizaciones cuantitativas y organizaciones cualitativas (o más precisamente, aspectos cuantitativos y cualitativos de una organización). Así, hay organizaciones que se prestan para ser estudiadas cuantitativamente, como las organizaciones biológicas poblacionales tal como fueron descriptas por Lotka, Volterra y otros, pero hay muchos aspectos de esas mismas organizaciones que no se prestan con facilidad a un abordaje cuantitativo, en cuyo caso nos queda recurrir a explicaciones 'en principio' de orden cualitativo (47,48).


60.- PARADIGMA

En el contexto de la obra de Thomas Kuhn, los paradigmas son realizaciones científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica (a).

Von Bertalanffy retoma esta idea cuando sostiene (XI, XV) que el concepto de 'sistema' constituye un nuevo 'paradigma', en contraste con el paradigma mecanicista de la ciencia clásica.

Muy esquemáticamente, podemos decir con Kuhn que los paradigmas nacen, se desarrollan a través de la llamada 'ciencia normal', y luego poco a poco van siendo reemplazados, total o parcialmente, por nuevos paradigmas: es el momento de la 'revolución científica'.

Von Bertalanffy señala que tal desarrollo ocurrió cuando el paradigma sistémico, que él designa como 'nueva filosofía de la naturaleza' (XV), reemplazó al anterior paradigma de la ciencia clásica, un paradigma analítico que sustentaba una causalidad unidireccional y un mecanicismo que hablaba de las 'leyes ciegas de la naturaleza' que regían el mundo y el devenir, como si fuese un argumento shakesperiano contado por un idiota.

El nuevo paradigma propone una visión organísmica del mundo 'como una gran organización', sólo comprensible a partir de la idea de sistema. Permite explicar muchos fenómenos de la naturaleza como sistemas, es decir, como conjuntos de partes en interacción. El paradigma clásico estaba muy limitado en este sentido porque, si bien desmenuzaba el todo en partes, no tomaba en cuenta la interacción entre las mismas, característica esta definitoria de todo sistema (17). El nuevo paradigma pone así en primer plano aspectos de la realidad que anteriormente no eran considerados, y aún eran suprimidos, por el paradigma anterior (16).

Las primeras versiones de un nuevo paradigma suelen ser toscas, resuelven pocos problemas, y las soluciones distan mucho de ser perfectas. Hay una profusión y competencia de teorías, limitada cada una al número de problemas que puede resolver con elegancia. Sin embargo, el nuevo paradigma abarca nuevos problemas, especialmente los que antes eran rechazados por 'metafísicos'. Estos criterios que Kuhn establece para un nuevo paradigma se aplican, según von Bertalanffy, al nuevo paradigma sistémico. Por ejemplo en cuanto a la profusión de teorías, la teoría de los sistemas comprende un conjunto de enfoques que difieren en estilo y propósito (ver Enfoques de sistemas). Y en cuanto a los nuevos problemas que abarca y que anteriormente eran 'metafísicos', encontramos el problema del espíritu vital como entidad metafísica, y que el paradigma sistémico plantea en los términos más científicos de la equifinalidad (ver Vitalismo).

(a) Kuhn T., La estructura de las revoluciones científicas, Madrid, Fondo de Cultura Económica, 1975, pág. 13.


61.- PERSONALIDAD

En el contexto de la TGS, la personalidad es concebida como un sistema activo, vale decir, capaz de cierta actividad autónoma, en contraposición a la concepción del hombre-robot o del autómata, que la entiende desde un modelo reactivo o pasivo (202, 217).

1. La personalidad como un autómata reactivo.- Las llamadas psicologías del hombre-robot conciben el psiquismo como una entidad reactiva, esto es, como una instancia cuya 'actividad' se reduce simplemente a reaccionar frente a estímulos externos para retornar a un equilibrio original. Doctrinas como el conductismo y el psicoanálisis sostienen este punto de vista, que se funda en cuatro principios básicos (ver Ambientalismo, Economía principio, Equilibrio principio, y Estímulo-respuesta). Las teorías del hombre-robot (202) interpretan al organismo psicofísico y a la conducta en términos de satisfacción de necesidades, relajamiento de tensiones, restablecimiento de un equilibrio homeostático, y elaboran interpretaciones utilitarias y ambientalistas.

2. La personalidad como un sistema activo.- En las últimas décadas, la psicología se ha reorientado hacia una concepción más humanística, holística y organísmica, que, en contraste con la postura anterior, hace hincapié en el aspecto creador del ser humano, en la importancia de las diferencias individuales, en aspectos no utilitarios y que están más allá de los valores biológicos de subsistencia y supervivencia (202). El hombre no es un receptor pasivo de estímulos que le llegan del mundo externo, sino que, en un sentido muy concreto, 'crea' su universo (203). Al igual que la noción de organismo en las teorías biológicas actuales, la psicología de los últimos tiempos ha defendido la noción de personalidad en términos de actividad espontánea y funcionamiento autónomo (111).

Von Bertalanffy define esta postura, a la cual adscribe, y tal vez parafraseando una expresión de Freud relativa al principio del placer, como un punto de vista que está 'más allá del principio homeostático', y critica tres ideas básicas de la psicología del hombre-robot: a) El esquema E-R no explica el juego, las actividades exploratorias, la creatividad, la autorrealización, etc., y otras especies de comportamientos espontáneos y autónomos. b) El principio económico no explica la cultura como logro específicamente humano, y 3) el principio de equilibrio se equivoca al considerar la conducta en términos de reducción de tensiones. De hecho, por ejemplo la privación sensorial puede acarrear trastornos de índole psicótica.

Entre los representantes de esta corriente se encuentran Allport, Murray, Goldstein y Maslow, que plantean teorías organísmicas de la personalidad; las psicologías del desarrollo de Werner, Schachtel, Bühler y Piaget; varias escuelas neofreudianas y la psicología del yo; las nuevas psicologías de la percepción, como el New Look, y de la cognición; la terapia de Rogers, la psicología existencial, etc. (109, 202,203, 217). Dada la fecha en que von Bertalanffy hacía esta compilación de autores y corrientes, no podía mencionar toda la gama de escuelas de psicología sistémica que existen actualmente y que, en aquella época (1966), recién estaban dando sus primeros pasos.

3. Defensa del enfoque sistémico de la personalidad.- Von Bertalanffy (109,110) se pregunta si este modelo, en tanto asimilable al enfoque sistémico de la TGS, puede realmente resultar eficaz, ya que podría objetarse que la noción de sistema está más ligada a la física que a la psicología, y además que opera con variables cuantitativas, cuando en psicología las variables son fundamentalmente cualitativas. Al respecto, este autor responde ambos cuestionamientos del siguiente modo: a) La noción de sistema es lo suficientemente amplia como para abarcar tanto los sistemas físicos como los psicológicos. Sus propiedades formales (ver Sistema), son igualmente aplicables a ambas realidades, vale decir que pueden aplicarse también a sistemas no materiales (como la personalidad). b) Aunque sea imposible una cuantificación en la investigación psicológica de la personalidad, esta noción entendida como sistema activo permite igualmente explicar la conducta humana, aunque se trate solamente de una 'explicación en principio' (ver Explicación).


62.- PERSPECTIVISMO

Postura asumida por von Bertalanffy según la cual ninguna ciencia ni ninguna cosmovisión en particular tiene el monopolio del conocimiento. Antes bien, cada disciplina o cada cosmovisión constituye simplemente una determinada 'perspectiva' desde la cual puede conocerse el mundo (XVII, 49, 259).

Clásicamente, la física ha tenido el monopolio del conocimiento dentro de la ciencia, y ésta, a su vez, lo ha tenido dentro de las producciones culturales en general como el arte, etc. Debemos ver a la ciencia (XVII) como una de las posibles 'perspectivas' que el hombre, de acuerdo a sus capacidades y limitaciones biológicas y culturales, ha creado para vérselas con el universo al cual está 'arrojado'. Las posturas perspectivista y sistémica de von Bertalanffy resultan congruentes, en la medida que se considere a la TGS como una nueva perspectiva para la copmprensión de la realidad, o también, a la idea de sistema como una nueva categoría para la construcción de nuestra imagen del mundo.

En tal sentido, la posición perspectivista se opone al reduccionismo, que justamente pretende todo lo contrario: erigir una determinada ciencia (paradigmáticamente, la física) como 'el' conocimiento al cual deben reducirse todas las demás ciencias (49, 259).

También debe distinguirse el perspectivismo del kantismo y del relativismo, ubicándose como una postura intermedia entre éstas dos últimas. En rigor, al relativismo debiera llamárselo relativismo absoluto o estricto, y al perspectivismo, relativismo moderado, aún cuando von Bertalanffy no utilice estas denominaciones (ver Categoría).


63.- PSICOLOGIA

En un sentido amplio, disciplina que estudia el comportamiento humano individual. En el marco de la TGS, von Bertalanffy (4, 197, 216) contrapone las teorías psicológicas del hombre-robot, a las nuevas corrientes psicológicas y psicopatológicas más congruentes con una visión organísmica, holística o sistémica del comportamiento humano. Es así que progresivamente, el hombre-robot va siendo reemplazado por la idea de sistema activo de personalidad (217).

1. La psicología del hombre-robot.- El modelo del robot para el comportamiento humano propone una 'imagen del hombre' originada en un universo físico-tecnológico, que según von Bertalanffy es demostrablemente falsa. El modelo en cuestión abarca un amplio espectro de doctrinas, antagónicas en otros sentidos, que van desde un conductismo que no ve diferencia entre la conducta humana y la conducta de las ratas de laboratorio, hasta un existencialismo para el cual la situación humana cae más allá de la comprensión científica, pasando por los modelos computarizados de los procesos cognitivos, y por el psicoanálisis.

Los planteos de la psicología del hombre-robot pueden explicitarse a partir de cuatro principios básicos (198,199): a) Esquema estímulo-respuesta: el comportamiento animal y humano, es respuesta a estímulos llegados del exterior (ver también Estímulo-respuesta); b) Ambientalismo: La conducta y la personalidad con conformadas por influencias externas (ver también Ambientalismo); c) Principio de equilibrio: Formulado freudianamente, es el principio de estabilidad, que afirma que la función básica del aparato mental consiste en mantener el equilibrio homestático reduciendo todas las tensiones (ver también Equilibrio, principio); d) Principio de economía: el comportamiento es utilitario y debe ser realizado con el mínimo gasto de energía mental o vital (ver también Economía, principio).

2. Críticas a la psicología del hombre-robot.- El modelo del hombre-robot tuvo su justificación política. Servía de base a la ingeniería del comportamiento, es decir, a la posibilidad de manipular la conducta de los seres humano como si fueran ratas skinnerianas o robots, compradoras autómatas, conformistas y homeostáticamente ajustados (idiotas y zombies), con lo que las ganacias pecuniarias y los productos brutos nacionales crecerían cada vez más. Si estos postulados fueran ciertos, la tensión y el estrés generarían seres perturbados mentalmente, pero los hechos mostraron no sólo que fenómenos como la guerra no aumentaba las neurosis y las psicosis (aparte de efectos del choque directo o neurosis de combate), sino que en épocas de prosperidad y tranquilidad aparecía un número sin precedenters de enfermos mentales. Precisamente en condiciones de reducción de tensiones y satisfacción de necesidades biológicas aparecieron nuevas formas de trastorno mental: neurosis existenciales, tedio 'maligno' y otras derivadas de no hallar un significado a la propia vida (215).

3. Un ejemplo: el psicoanálisis.- El psicoanálisis es la teoría psicológica fundada por Sigmund Freud para explicar el comportamiento humano normal y en especial el patológico, y que propone al mismo tiempo un método de investigación (la interpretación) y un modelo terapéutico (la psicoterapia analítica). Von Bertalanffy (111, 200, 224) critica el psicoanálisis, especialmente en cuanto desarrolla una concepción del hombre entendido como un robot que busca reducir permanentemente la tensión, planteo radicalmente opuesto al enfoque sistémico de la personalidad que él mísmo sostiene y propugna.

La TGS, a través de su autorizado vocero, von Bertalanffy, critica la teoría psicoanalítica en cuanto la misma propone al hombre como un ser cuyo comportamiento se halla regido por los cuatro principios básicos de las psicologías del hombre-robot, dentro de las cuales incluye también al conductismo. Esso cuatro principios son el de estímulo-respuesta, el de equilibrio, el de economía y el ambientalismo (véanse los respectivos artículos).

De acuerdo con Freud, dice von Bertalanffy (111, 199), la tendencia suprema del organismo es quitarse de encima tensiones y pulsiones y reposar en un estado de equilibrio regido por el 'principio de estabilidad' que tomó Freud del filósofo alemán Fechner. Así, la conducta neurótica o psicótica resulta ser un mecanismo más o menos fallido destinado a restaurar el estado de equilibrio original. El 'principio de estabilidad' al que hace referencia von Bertalanffy es conocido también como principio de constancia, y sería equivalente al principio de homeostasis de Cannon, sólo que el primero se aplica mas bien al psiquismo, y el segundo a los procesos fisiológicos. La equivalencia está dada porque ambos principios aluden a la existencia de mecanismos que permiten compensar desequilibrios y que permiten el retorno a un estado de equilibrio original. Mientras Freud siguió tomando el principio de constancia como básico y fundamental, Cannon admitió, acercándose así más al enfoque orgasísmico de la TGS, que no todo puede reducirse a una explicación homeostática, refiriéndose a la existencia de fenómenos que caen fuera de ese ámbito y que llamó genéricamente 'heterostasia' (9). Von Bertalanffy plantea también la necesidad de revisar el principio original de homeostasia cuando se trata de la comprensión de fenómenos de comportamiento y sociales, ya que buena parte de la conducta humana, lejos de buscar retornar as un equilibrio sin tensiones, tiende a aumentarlas, a buscar estimulación, lo que probaría que el sistema de la personalidad es un sistema activo y relativamente autónomo (110,111).

Si bien no profundiza ni fundamenta sus críticas, von Bertalanffy señala también que ninguna de las formulaciones disponibles del psicoanálisis está libre de objeciones, tales como por ejemplo la teoría del aparato psiquico constituído por las instancias yo, superyo y ello, así como los conceptos de conciente e inconciente (224).

4. El surgimiento de las nuevas orientaciones.- Las psicologías del hombre-robot fueron generando poco a poco malestar en los ámbitos de la psicología teórica y aplicada, y empezaron a surgir nuevas orientaciones centradas en el organismo psicofísico no ya como un robot, sino como un sistema activo de personalidad. En esas nuevas orientaciones se encolumnaron varias escuelas neofreudianas, la psicología del yo, las teorías de la personalidad (Murray, Allport), la psicología europea del desarrollo infantil (Piaget, Werner, Bühler), el New Look, la autorrealización (Goldstein, Maslow), la terapia de Rogers, las actitudes fenomenológicas y existenciales, los conceptos sociológicos del hombre (Sorokin), y otros (217).

La teoría de los sistemas en psicología, psicopatología y psiquiatría no fueron entonces un emocionante desenlance de nuevos descxubrimientos, porque la orientación ya venía preparándose desde antes o en forma paralela. Con todo, el concepto des sistema representa un viraje en redondo con respecto a las teorías del robot, conducente a una imagen del hombre más realista y, de paso, más digna (230). Su influencia también abarcó la práctica psiquiátrica, y von Bertalanffy cita al respecto una discusión seria de la TGS, a la cual la American Psychiatric Association dedicó dos sesiones durante el año 1966, decidiéndose entonces incorporarla en las reuniones regulares de psiquiatras para desarrollar esta teoría unificada del comportamiento humano fundada en la idea de sistema, y a la que por entonces se calificó como la 'tercera revolución psicológica', después del conductismo y el psicoanálisis (5).

5. La noción de sistema en psicología, psicopatología y psiquiatría.- Considerar la personalidad como un sistema implica un estudio del comportamiento fundado en los siguientes criterios (algunos de los cuales correponden a importantes propiedades formales de los sistemas en general):

a) El criterio de totalidad.- El concepto 'molar' de organismo psicofísico como sistema se opone al concepto 'molecular', o sea como agregado de unidades últimas tales como reflejos, sensaciones, pulsiones, respuestas reforzadas, rasgos, factores, etc. En un contexto sistémico, la disfunción mental no significa pérdida de funciones sueltas sino perturbación del sistema en conjunto. Incluso las lesiones muy localizadas (por ejemplo las corticales), afectan al sistema total de la personalidad, en particular a las funciones superiores (218).

b) El criterio de integración.- Es posible definir limpiamente las perturbaciones mentales en términos de funciones de sistema: la enfermedad mental es a fin de cuentas una perturbación de las funciones de sistema del organismo psicofísico (228). Entonces, ¿cómo definir un sistema no perturbado, es decir, cómo definir la salud mental? Von Bertalanffy ofrece su propio criterio, derivado del enfoque sistémico, cuando indica que la salud mental depende en última instancia de un universo integrado congruente con el marco cultural que le toque vivir a cada persona, de lo cual se desprende que lo que para una cultura puede ser patológico para otra no lo es, según han mostrado los antropólogos culturales. Así, un científico y un esquizofrénico construyen un mundo igualmente fantástico e impresionante, porque la percepción no capta las cosas tal cual son. La diferencia radica en que en la esquizofrenia los elementos subjetivos están 'desbocados y desintegrados', y en el científico las ideas encajan en un sistema integrado (229).

c) El criterio de autonomía.- Aún sin estímulos externos, el organismo psicofísico no es un sistema pasivo sino intrínsecamente activo. El estímulo no 'causa' algún proceso en el sistema, sino que 'modifica' procesos ya existentes en un sistema autónomamente activo que tiende a mantener un desequilibrio permanente llamado estado uniforme. De hecho, la actividad espontánea es la forma más primitiva de comportamiento, e intentar reducir las tensiones desde el modelo del hombre-robot implica el riesgo de provocar desórdenes mentales e impedir al hombre el desarrollo de sus potencialidades. Una personalidad con la espontaneidad perturbada se torna un autómata, un ser pasivo, estado típico de la conducta estereotipada de los catatónicos, por ejemplo (218 a 220). El hecho de que la personalidad sea un sistema activo que busca la integración con su entorno, lleva a considerar a la psicoterapia no como ajuste pasivo, sino como una oportunidad para desarrollar potencialidades creativas, instaurar motivaciones normales que impliquen una actividad autónoma, con integración de la conducta, plasticidad y adaptabilidad a situaciones cambiantes, libre curso de la anticipación simbólica, etc. Las ideas de 'actividad espontánea' y 'funciones simbólicas' deben ser la piedra angular para la consideración de la salud y la enfermedad a la luz de la TGS (229).

d) El criterio homeostático.- En general, el modelo de la homeostasis no es aplicable a la personalidad en tanto sistema activo y autónomo. Sí es aplicable en psicopatología porque en general las funciones no homeostáticas decaen en los pacientes mentales, incluso hasta llegar a convertirse en un ente que subviene exclusivamente a sus necesidades fisiológicas (220,221).

e) El criterio temporal.- En un contexto psicoterapéutico interesará menos escarbar en el pasado, y más ahondar en los conflictos presentes y en procurar la reintegración y la orientación hacia metas y el porvenir (anticipación simbólica). Del mismo modo, si gran parte de la neurosis actual es 'existencial', la psicoterapia procurará el encuentro con un sentido de la vida, tal como por ejemplo lo plantea Frankl con su 'logoterapia'. En suma, una teoría de sistemas de la personalidad proporcionará un buen fundamento para la psicología y la psicopatología (229 a 239).

f) El criterio de diferenciación.- Werner sostuvo acertadamente que las funciones mentales suelen progresar desde un estado indiferenciado, sincrético, donde percepciones, motivaciones, sensaciones, imaginación, símbolos, conceptos, etc., aparecen constituyendo una unidad amorfa, hasta un estado diferenciado donde se distinguen más nítidamente estas funciones. Más específicamente, el lenguaje progresa de un estado 'holofrástico', indiferenciado, hacia una diferenciación de significados en un lenguaje articulado. También, las categorías de yo, objeto, espacio, tiempo, número, causalidad evolucionaron originalmente a partir de un continuo perceptivo-conceptual-motivacional indiferenciado, como señalaron autores como Arieti, Piaget y Werner (221, 222).

En patologías como la esquizofrenia se observa una regresión a los estados indiferenciados, pero no tal como estaban instaurados originalmente, porque los niños y los salvajes, aunque tengan experiencias primitivas, tienen un universo organizado (222, 223).

La personalidad va diferenciándose en el sentido del trazado de límites. Al principio hay un continuo organismo-mundo indiferenciado, pero poco a poco el yo se va constituyendo por diferenciación del entorno, aunque los límites jamás son rígidos, salvo en los trastornos mentales donde, paradójicamente, los límites entre el yo y el mundo son a la vez demasiado fluidos y demasiado rígidos. El enfermo está escindido, encapsulado, lo que limita sus potencialidades, pero la persona sana está 'abierta al mundo' y, a diferencia del animal, puede conectarse con él más allá del lazo biológico o las limitaciones de los sentidos (225).

g) El criterio de centralización y orden jerárquico.- Tanto en el cerebro como en las funciones mentales, la centralización y el orden jerárquico van alcanzándose por estratificación, es decir, por superposición de 'capas' más altas (orden jerárquico) que adoptan el papel de partes conductoras de las anteriores (centralización). La estratificación es indispensable para comprender las perturbaciones psiquiátricas: la regresión de los psicóticos no sólo es desdiferenciación, como se indicó en el parágrafo anterior, sino también descentralización y relajamiento de la organización mental jerárquica (223).

h) El criterio del simbolismo.- Lo propio del hombre es la actividad simbólica, y probablemente todas las nociones para caracterizar la conducta humana sean consecuencias o diferentes aspectos de aquella actividad, tales como la cultura, la percepción creadora, la unidad yo-mundo, etc. Por ello, en los trastornos mentales están por regla general comprometidas las funciones simbólicas. Así, en la esquizofrenia podemos ver dificultades asociativas, desplome de los límites del yo, perturbaciones del habla y el pensamiento, etc. Como las funciones simbólicas son ingredientes básicos de la enfermedad mental, esta resulta un fenómeno específicamente humano.

En lo concerniente al simbolismo en el contexto de la persona normal, von Bertalanffy indica que el afán humano es más que la autorrealización, pues se dirige a metas y realización de valores, que no son otra cosa que entidades simbólicas destinadas a quedar desprendidas de sus creadores (227, 228).

6. Síntesis del aporte del enfoque sistémico.- Entre las consecuencias generadas a partir de una consideración sistémica en el ámbito de la psicología, pueden citarse las siguientes (230 a 232): a) Ofrece un armazón teórico psicofísicamente neutral, en el sentido de que se opone a reducir lo fisiológico a lo psicológico o viceversa, proponiendo en cambio la idea de sistema como concepto igualmente aplicable a ambos campos, sin reducir uno al otro. b) Ofrece un 'lenguaje común' para la comprensión de aspectos muy diversos entre sí como conciencia e inconciente, cuerpo y mente, exterior y yo interior, etc., renunciando por tanto a escindir estas áreas de lo real en compartimientos aislados, al modo dualista cartesiano. Aquel 'lenguaje común', proporcionado por la TGS, algún día podrá desembocar en alguna teoría unificada que pueda explicar al mismo tiempo todos los aspectos mencionados. c) Ofrece un nuevo sentido al libre albedrío y al determinismo, al proponer que este último no limita la libertad humana, sino que funciona como marco de referencia para organizar causalmente nuestro universo simbólico. d) Ofrece también un nuevo sentido de la responsabilidad: el hombre no es ni un ser totalmente irresponsable a merced de sus pulsiones e impulsos, ni totalmente responsable según una norma universal, que por otra parte no existe. La responsabilidad se juzga siempre dentro de un marco simbólico de valores, de los que acepta una sociedad en una circuntancia dada.


64.- REDUCCIONISMO

Punto de vista según el cual todos los fenómenos, tanto biológicos, del comportamiento como los sociales pueden ser 'reducidos', es decir, explicados a partir de las leyes y teorías de la física (49). Al referirse al reduccionismo, entonces, von Bertalanffy habla específicamente de un fisicalismo, postura que considerará insostenible, y que debe ser reemplazada por otra llamada 'perspectivismo'.

Si bien existen otros tipos de reduccionismos, incluso mencionados por von Bertalanffy tales como el vitalismo y el biologismo, el autor tiende a definir reduccionismo en términos de fisicalismo, es decir, la pretensión de explicar toda la realidad desde procesos puramente físicos, o bien de reducir toda ciencia posible a la ciencia física (49, 95, 204, 259). Por ejemplo, se ha hablado de una 'física social', que intentaría explicar las ciencias sociales a partir de leyes físicas (204). En otra parte (90), von Bertalanffy reserva el término fisicalismo sólo para la reducción de la biología a la física, y en tal sentido lo distingue del biologismo (ver más adelante en este mismo artículo).

Como indicó Aldous Huxley, el mundo es un helado napolitano cuyos niveles -físico, biológico, social, moral- corresponden a las capas de chocolate, fresa y frutilla, y la ridícula pretensión reduccionista es precisamente reducir la fresa al chocolate (49).

Las tesis fisicalista y reduccionista se volvieron problemáticas y hasta se manifestaron como prejuicios metafísicos. Las entidades de que trata la física (átomos, partículas subatómicas, etc) resultaron ser mucho más ambiguas de lo supuesto: no son metafísicas piedras de construcción del universo sino modelos conceptuales harto complicados, inventados para explicar ciertos fenómenos observados (95).

Von Bertalanffy propone un punto de vista más modesto, que él denominó 'perspectivismo'. En rigor, cada nivel de la realidad tiene sus propias leyes, distintas a las de la física ordinaria, y lo que propone el perspectivismo es mostrar que la física (y, por extensión, la ciencia que conocemos en nuestra cultura) no es la única forma de conocer la realidad, ya que este conocimiento depende de factores culturales y biológicos (ver Categoría). La física en sí no tiene nada de singular ni de particularmente sagrado, y hasta dentro de nuestra propia ciencia son igualmente legítimos otros sistemas simbólicos tales como la taxonomía, la genética o la historia del arte. Incluso otras culturas o aún inteligencias subhumanas pueden tener otro tipo de 'ciencia' que representen otros aspectos de la realidad tan bien o mejor a como lo hace nuestra imagen científica del mundo (259, 260).

Una idea empleada por von Bertalanffy, el concepto de 'homología' (ver Homología), puede hacer pensar en un reduccionismo, pero la homología de características de sistemas no implica reducción de un dominio a otro inferior (88).

Von Bertalanffy incluye incidentalmente otro reduccionismo, el biologista: una vez eliminado el fisicalismo, puede persistir una actitud biologista según la cual, los fenómenos relativos al comportamiento y a la sociedad pueden ser explicados desde las leyes biológicas, considerando por ejemplo a la sociedad humana como una colmena o una granja de cría de equinos (90). El biologismo reduce así la psicología, la sociología, la historia, y, en general, las ciencias sociales, a la biología.

No obstante sus críticas a las actitudes reduccionistas, ciertos comentarios de von Bertalanffy parecen reivindicar tímidamente esta postura, como cuando señala que "también dejamos abierta la cuestión de la 'reducción última' de las leyes de la biología y demás ámbitos no físicos a la física"(89). O también cuando sostiene que las fronteras entre la física y la biología (o entre ésta y la psicología) no son tan claras, habiendo entre ellas una continuidad revelada por los importantes avances en la explicación físico-química de los procesos vitales, y que nos obliga a no insistir demasiado en la irreductibilidad de la biología a la física (96). Tal vez el autor se halle aquí influído además por la idea, sugerida por la observación, de que los procesos físicos y químicos son condiciones necesarias para los procesos biológicos (por ejemplo la conducción nerviosa es posible por la presencia de una diferencia de potencial de membrana), y a su vez estos son condición necesaria de los procesos psíquicos (la memoria tiene un sustrato de ARN), y así sucesivamente con la psicología y la sociología. Desde ya, esto no significa que se puedan explicar fenómenos de una ciencia con los conceptos de otra ciencia: los potenciales de acción no son aplicables a fenómenos mentales, ni mucho menos aún las nociones psicológicas a los fenómenos físicos (230).


65.- REGULACION

En general, conjunto de procesos que permiten corregir o compensar perturbaciones arbitrarias, orientando a un sistema hacia un estado de equilibrio o hacia un estado uniforme. El concepto es aplicado por von Bertalanffy especialmente a los sistemas vivos, de los cuales entonces se dice que exhiben autorregulación.

En tales sistemas, en una primera etapa se establecen regulaciones primarias, que luego progresivamente van siendo reemplazadas por regulaciones secundarias según y conforme el principio de mecanización progresiva (44, 71, 138, 170).

1. Introducción.- Si bien las máquinas creadas por el hombre exhiben cierto tipo de autorregulación, como los proyectiles autodirigidos (167) o la máquina de Turing (146), en lo que sigue nos referiremos exclusivamente a las llamadas regulaciones orgánicas u organísmicas, es decir, las que intervienen en los procesos vitales.

Para el vitalismo, las regulaciones orgánicas quedaban explicadas por la intervención de agentes suprafísicos, como por ejemplo las entelequias, que misteriosamente eran capaces de controlar y reparar la maquinaria orgánica (146). Con el advenimiento de la TGS, estas regulaciones orgánicas pudieron ser tratadas en un contexto más científico y menos especulativo, que es el que seguidamente explicaremos en forma suscinta a propósito de la distinción entre regulaciones primarias y secundarias.

2. Tipos de regulación.- Las regulaciones primarias son regulaciones de naturaleza 'dinámica' resultantes del libre juego de fuerzas y de la interacción mutua entre componentes, tendiente hacia el equilibrio o estados uniformes (169, 266). Son las más primitivas, y el ejemplo es la equifinalidad.

Las regulaciones secundarias son regulaciones basadas en disposiciones preestablecidas o 'estructurales', es decir, fundadas en mecanismos ya estructurados donde se recorren caminos fijos encadenados causalmente (138, 170). Con el tiempo van superponiéndose a las regulaciones primarias, y el ejemplo es la directividad estructural (ver Finalidad) o la retroalimentación.

Tipos de regulación

REGULACIONES PRIMARIAS
REGULACIONES SECUNDARIAS

Más primitivas
Más posteriores

Mecanismo: equifinalidad
Mecanismo: directividad estructural (equifinalidad)

Se deben al libre juego de fuerzas dentro de un sistema dinámico (266)
Son el resultado de constreñimientos impuestos por mecanismos estructurales de retroalimentación (266)

Ejemplo: desarrollo embrionario (170)
Ejemplo: control neurohormonal (170)

Los sistemas vivos, tanto en su evolución filogenética como ontogenética atraviesan, en lo concerniente a procesos de regulación, por dos etapas, siendo el pasaje de una a otra progresivo y paulatino: una primera etapa donde predominan las regulaciones primarias (por ejemplo en el embrión), y una segunda etapa donde aquellas van siendo reemplazadas por las regulaciones secundarias (por ejemplo en el organismo adulto).

Se trata de un proceso de mecanización progresiva (ver Mecanización) que, en términos de regulaciones, puede ser entendido del siguiente modo. Si introducimos alguna perturbación en un huevo de erizo de mar, como por ejemplo cortarlo en dos mitades, tal perturbación es corregida o compensada por las regulaciones primarias, de forma tal que el organismo pueda evolucionar hacia la forma de erizo de mar normal. Esto habla de una gran plasticidad, de un libre juego de fuerzas donde las mutuas interacciones permiten que, aún partiendo de condiciones iniciales modificadas, el sistema evolucione hacia el mismo fin (equifinalidad).

Sin embargo, a medida que el huevo se desarrolla, comienzan a diferenciarse más sus células, es decir, empiezan a estar cada vez más constreñidas a cumplir determinada función. Consecuentemente el organismo se torna cada vez más 'mecanizado' (156): mecanización creciente significa determinación creciente de elementos por funciones sólo dependientes de ellos mismos, con la consiguiente pérdida de regulabilidad sustentada en el sistema de conjunto (71, 138), vale decir, con una progresiva pérdida de las regulaciones primarias. A pesar de ello estas nunca desaparecen totalmente, es decir, la mecanización debida a regulaciones secundarias nunca es completa (71).

Para decirlo de otra manera: al principio los sistemas, sean biológicos, neurológicos, psicológicos o sociales, están gobernados por interacción dinámica entre sus componentes; más tarde se establecen disposiciones fijas y condiciones de restricción [derivadas de la especialización de sus componentes] que hacen más eficientes al sistema pero que, al mismo tiempo, disminuyen gradualmente su equipotencialidad hasta acabar por abolirla (44, 45). Podríamos también decir: al principio todos los elementos están relacionados con todos los demás (interacción dinámica), pero conforme avanza la diferenciación y la especialización, ciertos elementos quedarán más relacionados con ciertos otros, formando entre sí cadenas causales circulares (retroalimentación) relativamente aisladas del resto. Si hipotéticamente el proceso siguiese mecanizándose más, las cadenas circulares pasarían a ser cadenas causales totalmente independientes unas de otras, y el organismo perdería organización y se disgregaría. Evidentemente esto sucede, pero ya no podemos decir que haya propiamente vida, y en este caso tampoco hablaremos de ningún tipo de regulación orgánica.

A partir de lo dicho podemos concluír que toda regulación orgánica es ante todo una autorregulación: el organismo tiene la propiedad de regularse a sí mísmo, tanto en cuanto a regulacioness primarias como a regulaciones secundarias. De aquí que conceptos íntimamente relacionados con la autorregulación sean los de autoorganización, autorrestauración, automantenimiento, autoorientación o autodirección (ver Auto-). El ser viviente puede autoorganizarse, automantenerse, etc., gracias, precisamente, a sus mecanismos de autorregulación.


66.- RETROALIMENTACION

La regulación por retroalimentación es un proceso circular en el cual parte de la salida es remitida de nuevo a la entrada como información sobre el resultado preliminar de la respuesta, haciendo así que el sistema se autorrregule, sea en el sentido de mantener determinadas variables (por ejemplo en la termorregulación), sea en el sentido de dirigirse hacia una meta deseada (por ejemplo en los proyectiles autodirigidos)(167).

1. Caracterización.- La retroalimentación (feed-back) es el mantenimiento homeostático de un estado característico o bien la búsqueda de una meta, basado en cadenas causales circulares y en mecanismos que devuelven información acerca de desviaciones con respecto al estado por mantener o la meta por alcanzar (46). Retroalimentación, servomecanismos, sistemas circulares y procesos circulares pueden tomarse como expresiones distintas pero en gran medida equivalentes de la misma concepción (15).

El esquema básico de retroalimentación aparece representado en el dibujo adjunto, en el cual figuran ejemplos biológicos y tecnológicos. El sistema comprende, primero, un receptor u 'órgano sensorio' que incorpora la información. Luego, un centro de control que recombina los mensajes que llegan y los transmite al efector. Por último, el funcionamiento del efector está empalmado al receptor, lo cual hace que el sistema se autorregule, o sea que garantiza la estabilización o la dirección de la acción (43).

Esquema sencillo de retroalimentación

RECEPTOR

Ojo, oído, etc

Celda fotoeléctrica

Pantalla de radar

Termómetro

EFECTOR

Músculo

Motor

Solenoide

APARATO DE CONTROL

Sistema nervioso central

Etc

Mensaje

Mensaje

ESTIMULO

RESPUESTA

Retroalimentación

2. Ejemplos.- Este tipo de regulación existe tanto en los organismos vivos como en las máquinas creadas por el hombre, y, en ambos casos, existen las dos modalidades de la retroalimentación: como mantenimiento de variables en un valor fijo, y como búsqueda de metas (ver esquema adjunto). Expliquemos brevemente un ejemplo de cada una de las cuatro posibilidades.

a) Termorregulación: el enfriamiento de la sangre estimula ciertos centros cerebrales que 'echan a andar' los mecanismos productores de calor del cuerpo, y la temperatura de éste es registrada a su vez por aquellos centros, de manera que es mantenida a nivel constante (43, 44).

b) Control propioceptivo del movimiento voluntario: si queremos alcanzar un lápiz, se envía al sistema nervioso central un informe acerca de la distancia que nos impidió llegar al lápiz en el primer intento; esta información es retroalimentada al sistema nervioso central para que el movimiento sea controlado, hasta que se logre la meta (44).

c) Termostato (167): Dispositivo que regula la temperatura. Cuando hace mucho calor, el termostato lo baja, y cuando el calor desciende, el termostato lo sube automáticamente. Se usa en muchos sistemas, como por ejemplo el motor de un automóvil, el que para funcionar óptimamente debe mantenerse a una temperatura constante.

d) Proyectiles autodirigidos (43): proyectiles que automáticamente corrigen su propio rumbo en función de la posición cambiante del blanco: apuntan a un blanco, se dirigen hacia él, advierten que el blanco cambia y vuelven a cambiar su dirección en el rumbo correcto.

Ejemplos de retroalimentación

Mantenimiento de variables
Búsqueda de metas

En seres vivos
Termorregulación (43, 167)

Conservación de la glucemia (168)

Conservación del PH (80)

Control neurohormonal (170)

HOMEOSTASIS
Control propioceptivo de movimientos voluntarios (167), etc.

En máquinas
Termóstato (167)

Homeóstato de Ashby (46)
Proyectiles autodirigidos (167)

Sistema de control en cañones antiaéreos (43)

Pilotaje de buques (43)

Servomecanismos (43)

3. Regulación, retroalimentación y homeostasis.- Estos términos no son exactamente sinónimos. Dentro de los mecanismos de regulación, y más específicamente dentro de los sistemas autorregulados, encontramos los mecanismos de retroalimentación como un caso especial. A su vez, dentro de estos últimos se incluyen los mecanismos homeostáticos.

Los organismos vivos presentan regulaciones primarias y secundarias (ver Regulación). Mientras las regulaciones primarias se fundan en el modelo de la equifinalidad (81), el modelo de la retroalimentación es eminentemente aplicable a regulaciones secundarias, es decir a regulaciones basadas en disposiciones estructurales en el sentido amplio de la palabra, en mecanismos preestablecidos y caminos fijos, y su carácter mecanicista lo hace especialmente aplicable a órganos o sistemas de órganos (156, 170). El modelo de la retroalimentación no debe entonces considerarse una panacea para la regulación fisiológica en general, y menos aún identificarse con la teoría de los sistemas (193).

Como vemos en el esquema de ejemplos de retroalimentación, el término homeostasis se suele aplicar específicamente a mecanismos de mantenimiento de variables en los sistemas vivos. De hecho, el principio homeostático fue formulado originalmente en ese sentido por Cannon (167), más allá de que autores como Ashby hayan construído una máquina que imita el modelo homeostático, llamada homeóstato (46). En la base del mecanismo de homeostasis, en fin, encontraremos entonces un modelo de retroalimentación (80, 81).

4. Criterios de retroalimentación.- Afinaremos aún más las distinciones anteriores estableciendo los tres criterios esenciales que definen los sistemas de control por retroalimentación (169):

a) Están vinculados a las regulaciones secundarias, es decir, son sistemas que tienen el carácter de mecanismos con caminos preestablecidos, en contraste con las regulaciones dinámicas resultantes del libre juego de fuerzas y la interacción mutua típicas de los sistemas abiertos.

b) Las líneas causales dentro del sistema de retroalimentación son lineales y unidireccionales. El esquema básico de la retroalimentación sigue siendo el esquema E-R (estímulo-respuesta), sólo que el bucle de retroalimentación hace que la causalidad se convierta en circular.

c) Los fenómenos típicos de retroalimentación u homeostáticos son 'abiertos' con respecto a la información entrante, pero 'cerrados' por lo que atañe a la materia y la energía.

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