sábado, 12 de abril de 2008

Alegaciones al PGOU de Málaga

Vivimos una oportunidad única. Tras varias décadas de estudio de la crisis civilizacional que atravesamos y la puesta en marcha de una miríada de alternativas para superarla, nos encontramos, sin embargo, en una ciudad cuyos gestores siguen apostando por un modelo que en otros muchos estados y ciudades ya resulta más que anacrónico, totalmente insostenible y, por supuesto, inaceptable.
Tanto es así que podríamos hablar de Málaga como un auténtico antiparadigma, o paradigma inverso, en cuanto a que se está convirtiendo en un modelo del camino contrario al que tendría que seguir en función de todo lo aprendido en el mundo en las pasadas décadas en el camino hacia sociedades más sustentables. Y paradójicamente esto implica, en cualquier caso, una gran enseñanza.

Las presentes alegaciones profundizarán principalmente en lo que respecta a Los Baños del Carmen, pero tratarán más globalmente distintas problemáticas que afectan a toda la ciudad, habida cuenta de las ineludibles interacciones que desde ella afectan, también, a este emblemático enclave.
Pretendemos asimismo, en estas alegaciones, un tratamiento transdisciplinar que, atravesando múltiples campos de conocimiento, deja en evidencia lo pernicioso de los enfoques especialistas que dominan hoy día en nuestras sociedades y universidades, y que tienden a legitimar e invisibilizar, en grado superlativo, un orden social y ecológico cada vez mas injusto y a todas luces insostenible por mas tiempo.

Málaga es una ciudad en guerra, dominada por la violencia inmobiliaria y urbanística, junto a la violencia vial y a otros muchos tipos de violencia estructural. Nos consta que otras ciudades del Estado Español constituyen también buenos ejemplos de lo que decimos, si bien, evidentemente, en este caso, nos ceñiremos especialmente a Málaga, no obstante añadir datos generales del Estado Español cuando sea útil elegir un contexto más amplio que el de Málaga, y siempre para tratar de comprender que es lo que pasa en nuestra ciudad y cómo podemos criticar y tratar de revertir esta situación tan penosa.
Así, resulta de interés comentar que el grado de renovación de las viviendas en el Estado Español, ya supera la que tuvo lugar en Alemania tras la derrota de los nazis y el bombardeo de muchas de sus ciudades. En el caso de Málaga y del estado Español, asistimos a un fenómeno inaudito de especulación que se está llevando por delante a multitud de viviendas habitables en buen estado, cuyos propietarios las dejan arruinar, cuando no dañan directamente su estructura, incluso con inquilinos dentro, para después demolerlas y construir nuevos bloques con el consiguiente encarecimiento de tan perversa operación. Pasear por el centro de Málaga es encontrarse cada día alguna nueva demolición, y un sinfín de ruinas, obras, tapias, vallas, zanjas y, por supuesto comprobar el elevadísimo número de viviendas vacías, esto último, y las innumerables obras, también se encuentran por toda la ciudad, y por supuesto a lo largo de toda la costa.
Recalquemos que, en este sentido, el caso del Estado Español es único en el contexto de la Unión Europea. La crisis resultante de la previsible explosión de la burbuja inmobiliaria puede tener resultados catastróficos.

Y hablemos ahora de la violencia vial, y la expansión ¿sin límites? de las autovías, autopistas y trenes de alta velocidad porque, también en esto el Estado Español es único y, como veremos, esta provincia también.
Las ventas de automóviles en el Estado Español se han incrementado un 45% en la pasada década. Y el incremento de la superficie arrasada por autovías, autopistas y ferrovías de alta velocidad ha sido de tal calibre e irracionalidad, que a día de hoy superamos a cualquier otro estado europeo en número de km por habitante. Pero las perspectivas son aun mas aterradoras y arrasadoras. El denominado Plan Director de Infraestructuras (PDI), apoyado por la “mayoría absolutista” y desarrollista del PSOE y PP, contempla invertir CADA DÍA, para los próximos 10 años,la friolera de 1000 millones de las antiguas pesetas, es decir lo que cuesta construir un gran hospital; casi todo ese dinero iría destinado a autovías, autopistas y trenes de alta velocidad, y muy poco a trenes de cercanías y otros medios de transporte más sostenibles y seguros.
Añadamos que el año pasado de 2005, el Estado Español, fue el estado del mundo que más incrementó la contaminación por gases causantes del calentamiento global.
Y la provincia de Málaga la que batió el record nacional en ventas de coches.
Y para que podamos seguir calibrando lo que implica en otras dimensiones toda esta violencia, conviene añadir que muy recientemente el exvicepresidente de EEUU Al Gore, en un encuentro internacional sobre sostenibilidad que ha tenido lugar en Málaga y que curiosamente fue muy poco publicitado, o mejor dicho silenciado para el gran público, dejó claro que los riesgos del calentamiento global son más graves que los del terrorismo.
Tengamos en cuenta que, además del transporte privado y otros consumos desorbitados de energía, las transformaciones que se están dando y pretenden seguir efectuando en nuestra ciudad, son también grandes consumidoras de energía, y por tanto importantes responsables del calentamiento global.
Si bien muchas personas tienden a pensar que la responsabilidad de todo esto recae principalmente en la ciudadanía, a nosotros nos parece una idea demasiado ingenua, que obvia los intereses económicos dominantes del actual sistema económico neoliberal, que son los que al final prevalecen, a través de las decisiones políticas, cada vez más obedientes a las órdenes de las empresas transnacionales.
Un aspecto muy importante de todas estas transformaciones a las que asistimos a nivel local y regional, es la inucitada velocidad a la que se están dando, en forma de un desarrollismo que nos pretende equiparar, en un par de décadas, a otras regiones europeas en las que tales cambios tuvieron lugar a un ritmo menor, a lo largo de 5 o más décadas.
No es de extrañar, por tanto, las graves repercusiones para la calidad de vida y la salud de la población. Citemos como indicador el consumo de ansiolíticos en la provincia de Málaga, que alcanza los máximos valores dentro del Estado.
El desarrollo frenético y casi exclusivo de los citados sistemas de transporte para nada sostenibles, se puede interpretar como una huida hacia adelante, minimalista y desesperada, que deja totalmente al margen los intereses de la población en general y que sustrae enormes cantidades de recursos para usos sociales, que son mucho mas necesarios.
Por todo ello se hace más que necesario un debate profundo sobre la ciudad que tenemos y la que deseamos, y su correspondencia con lo contemplado en el PGOU.

La situación actual en Málaga, por todo lo dicho es tan grave que desde aquí proponemos la declaración de zona catastrófica. De hecho pensamos que a efectos prácticos sobran el 80% de los automóviles privados que circulan a diario por la ciudad y alrededores. En consonancia con esta propuesta, se propone asimismo la “gratuidad” de los billetes de autobús durante un año. Estamos seguros de que tras ese año, muchos de los problemas del transporte metropolitano se habrán solucionado, sobre todo si durante este período se disponen y promueven soluciones complementarias, como las citadas más adelante, de muy bajo coste y de una gran oportunidad. Porque aunque hallamos hablado de “gratuidad”, son tan graves los problemas derivados del panorama actual del tráfico, que incluso “gratuitos” los autobuses serían muy rentables, al reducir paulatinamente los elevadísimos costes, directos e indirectos, del tráfico masivo en coche privado.

Nos oponemos desde aquí al proyecto de la hiperronda, que lejos de solucionar los catastróficos y crónicos atascos, los realimentaría.


Por la misma razón nos oponemos al proyecto de autopista de Las Pedrizas, máxime cuando, por incomprensible que parezca en pleno siglo XXI, no circula ningún tren regional directo entre Málaga y Granada, a pesar de contar con la infraestructura necesaria.

Rechazamos también la construcción del tramo Málaga-Córdoba del tren de alta velocidad, que ya ha demostrado unos impactos insostenibles de diversa índole, a pesar de haber sido vergonzantemente silenciados por las administraciones durante demasiado tiempo.

Apoyamos con carácter de urgencia el desdoblamiento y la prolongación del tren de cercanías a Fuengirola, por toda la costa provincial y hasta Algeciras.

Y es que es muy fácil resolver el problema de las retenciones en las calles y carreteras de nuestra provincia, tal como se ha conseguido en otras regiones europeas.
La solución pasa por considerar todo un abanico de sistemas de transporte que se complementan y en conjunto abaratan los costes de desplazamiento y hacen de la ciudad un lugar mucho más habitable.

Y en este cuadro nos oponemos a todas las líneas de metro, totalmente innecesario en una ciudad mediana como Málaga, y menos soterrado, por sus elevadísimos costes y los enormes problemas para su construcción.

Carriles bus con bordillo impermeable, para evitar su invasión por los coches; carriles bici; resaltes en los pasos de peatones para aminorar la velocidad en centros urbanos; taxis colectivos; furgonetas de 9 plazas; triciclos taxis; microbuses; carriles bici; coche compartido; promocionar el auto-stop; patines; patinetas; caminar; correr; trenes de cercanías; prohibición total de la publicidad del coche; junto a una promoción ingente de estos medios alternativos de transporte;.....y muchos más.

El estado de la ciudad, por todo lo dicho es actualmente caótico, como pueden percibir fácilmente quienes nos visitan tras varios años de ausencia.
Por ello, los lugares dentro de la ciudad que aun no han sido devorados por la especulación ni por el asfalto, resultan imprescindibles de mantener, por mucho que las administraciones traten de desposeernos de ellos.
Nos referimos a territorios privilegiados, como el antiguo Campamento Benítez, el cauce urbano del Río Guadalmedina, El Monte Gibralfaro, El Cerro San Antón, o Los Baños del Carmen y otros más.
Los terrenos del antiguo Campamento Benítez deben ser recalificados para uso público no construido, dado que se trata de una zona verde seminatural de alto valor ecológico por su cercanía a la desembocadura del Guadalhorce y compatible con su uso recreativo evitando, por todos los medios su posible transformación paisajística.

Nos oponemos al embovedamiento del cauce urbano del Guadalmedina por múltiples razones, entre ellas, por el carácter de espacio diáfano que supone en la actualidad, como descongestión paisajística de la ciudad construída; por el altísimo riesgo que supondría la anulación de este cauce, y su pretendido desvío desde la más que problemática Presa del Limonero hacia el Peñón del Cuervo; y por la absurda pretensión de su uso para descongestionar el tráfico en esa área de la ciudad, cuando está más que demostrado que la solución a los atascos solo es posible fuera del viario asfaltado, es decir, con otros sistemas de transporte.

En el PGOU figura la recalificación a urbana de una parcela arbolada del Monte Gibralfaro, a lo que nos oponemos dada la ya reducida extensión de este pulmón de la ciudad, cada vez más imprescindible, por todo lo dicho, y más si tenemos en cuenta que la tasa de zonas verdes por habitante en Málaga se encuentra por debajo de la mitad de lo aconsejado en la UE.
Según nuestra opinión, es absurdo continuar ampliando las zonas urbanas de la ciudad cuando la población se mantiene más o menos estable y encima hay gran cantidad de viviendas sin ocupar.
Lo dicho para Gibralfaro es también válido para El Cerro San Antón, un territorio además caracterizado por una elevada biodiversidad pero cada vez más encogido por la extensión de la urbanización. Nos oponemos desde aquí a que se siga construyendo en esta cumbre.

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