jueves, 17 de septiembre de 2009

Los orígenes del debate entre la fe y la razón




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La aparición del cristianismo y la evolución de una sociedad esclavista a una feudal determinaron el devenir del pensamiento filosófico. Desde la época griega hasta la edad moderna, conceptos como la religión, la filosofía o la cultura se han tenido que adaptar al acontecer histórico. La relación entre la fe y la razón fue uno de los asuntos más recurrentes en la filosofía de todos los tiempos. AULA lo analiza

MARISA RECUERO

Cada época histórica ha explicado la realidad de su mundo de manera diferente. Desde la sociedad clásica de los griegos hasta la edad moderna, pasando por la etapa medieval, la imagen que las distintas sociedades han tenido del mundo ha estado determinada por su evolución y por la aparición del cristianismo. Es decir, por la dialéctica originada entre la razón y la fe.

En la época clásica, el pensamiento giraba en torno a lo racional y a la necesidad de descubrir el origen constitutivo de las cosas, es decir, su naturaleza o arjé. La creencia más extendida de los griegos era la de que las cosas sólo poseen un estado por naturaleza: el reposo. Además, estaban convencidos de que los astros y los planetas estaban quietos y de que si existía algún movimiento, éste era circular y perfecto.

En este escenario, nació un panorama religioso marcado por el intercambio cultural y el universalismo de la religión. Esto provocó el auge de un sinfín de cultos y divinidades de los más variados orígenes.

En la sociedad medieval, el pensamiento sufre la aparición del cristianismo y, por ende, el concepto de teología y la idea de un único Dios. Por una parte, surge la idea de conocimiento como creencia –propuesta por San Agustín–, es decir, lo que importa es Dios y no el hombre con su razón. Por otra, aparece la necesidad de entender la fe con la razón –propuesta por San Anselmo–, esto es, que la razón es obligatoria para entender y analizar aquello que se cree.

Será la sociedad moderna la que revolucione el mundo. El espíritu moderno se erige como una ruptura con el pasado: una reacción contra la escolástica (ver Conceptos) y una liberación de la razón humana frente al dogma cristiano, la autoridad, la fe, la sumisión de la filosofía y las ciencias a la teología. En esta época, se rompe con la filosofía de un mundo ordenado y se sustituye por uno mecánico.

Sin duda, el debate entre la razón y la fe no ha encontrado aún una solución.

Conceptos

SOCIEDAD GRIEGA. La filosofía griega originó una serie de conceptos nuevos. Así, la palabra física, que está relacionada con la Naturaleza y el sentido de ser real. Junto a ella surgió la metafísica, vocablo que significa más allá, dando a entender que lo metafísico está más allá de lo físico –la sustancia es metafísica y la materia es física–. Otra palabra es cosmogonía, término relacionado con la teoría del inicio del mundo, y su derivada, cosmología –la ciencia que estudia la estructura actual del cosmos–. No hay que olvidar palabras como acmé, es decir, el momento de máximo explendor de la vida de un hombre, y arjé, esto es, la materia originaria de la que derivan todas las demás.

SOCIEDAD MEDIEVAL. Del pensamiento medieval fluyeron escolástica (escuela en la que se hace el saber, conducida por un maestro), helenización (es el proceso por el cual el cristianismo adoptó los conceptos filosóficos griegos para explicar su doctrina), preambula fidei (fe es relación entre hombre y Dios, de modo que el primero acepta la revelación de Dios, si éste se la concede) o libre albedrío (así se denomina a la libertad como capacidad para elegir un determinado medio).

SOCIEDAD MODERNA. En esta época aparece el iusnaturalismo, es decir, el derecho natural que se fundamenta en la razón humana, por contraposición al derecho divino fundado en la revelación; el sistema, esto es, un conjunto ordenado de partes interdependientes entre sí, o el criterio –la superación de la filosofía antigua–.

La formación del Universo a partir de un torbellino en torno al Sol

El pensamiento griego avalaba la idea de un cosmos, creado a partir de un caos, es decir, el todo desordenado que es sometido al orden. Para ellos, el universo era heterogéneo, con dos zonas diferenciadas: las esferas supralunares, donde están los astros y los planetas –la perfección–, y las sublunares, en las que reside el movimiento –la imperfección–.

En la Edad Media, Dios es la clave del universo y en torno a él giran todas las cosas en busca de su perfección. Según los del Medievo, en el mundo nada actuaba por azar y sin razón, sino que todo se mueve conforme a su naturaleza. En esta época, aparece el concepto cristiano de creación, según el cual, Dios hizó el mundo libremente, partiendo de la Nada, por ser él la suma perfección. Es decir, lo creado no existió antes.

Con la edad moderna, salta a la palestra la idea de que el universo surgió a partir de un torbellino en cuyo centro se encuentra el Sol. El filósofo holandés Descartes explicó el origen del Universo a partir de una materia que, por su naturaleza, implica la necesidad de los torbellinos.

Según Descartes, el único movimiento posible es el de los torbellinos. Cuando un cuerpo deja su puesto a otro que lo empuja, debe tomar el de otro; éste, el de un tercero, y así sucesivemante. En este sentido, el filósofo defiende la formación de un Universo a partir de este procedimiento. Es lo que se conoce como método cartesiano.

Sin duda, la filosofía de Descartes es el libro de estilo de la Edad Moderna, en lo que a la razón humana se refiere. No obstante, las dudas planteadas por el realismo cartesiano llevaron a una separación entre los dos polos del conocimiento, la razón y los sentidos. Descartes fue el gestor de este problema.

El Pantocrátor

La Edad Media está presidida por la figura del Pantocrátor. Se trata de un epíteto atribuido al Dios de los cristianos y aplicado a las representaciones de la figura de Jesucristo. En la etapa medieval, Dios podía ser conocido por la razón, pero también por la fe. Es por ello que uno de los principales problemas de la época es el binomio razón y fe.

La fe es creencia, sin necesidad de prueba, mientras que la razón humana exige análisis y explicación de las afirmaciones lanzadas. El Dios de la Edad Media era omnipotente. El problema era la demostración de su existencia, tanto desde el punto de vista de la fe como de la razón.


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