¡amoh amoh!
Intervención de los delegados de Shambhala en Bután
elaborado por Servicio de Noticias de Shambhala (SNS)
El doctor Ronald Coleman, representante de Sakyong Mipham Rinpoche y del mandala Shambhala, realizó la siguiente declaración el 25 de febrero de 2004, en la apertura de la conferencia internacional que, bajo el título “Poner en práctica la felicidad interior bruta”, se ha organizado en Thinpu (Bután)gracias al Centro de Estudios de Bután. La delegación de Shambhala estaba formada por el Dr. Coleman, la Sra.Trudy Sable y la Dra. Julia Sagebien.
MEDIR AUTÉNTICO PROGRESO: Indicadores para una sociedad iluminada
Sakyong Mipham Rinpoche, cabeza del mandala Shambhala, ofrece su más calurosa amistad, saludos y sus mejores deseos a su majestad, el rey de Bután, al pueblo de Bután, y a los directores y participantes en este seminario dedicado a manifestar los principios de la Felicidad Interior Bruta en el mundo.
El mandala Shambhala, establecido el siglo pasado por el Vidhyadara, venerable Chögyam Trungpa Rinpoche, el padre de Sakyong Mipham Rinpoche, comparte lazos históricos estrechos y una conexión espiritual excepcional con el reino de Bután. Aquí en Bután, en Taktsang, le llegó al Vidhyadara uno de los textos raíz más profundos del mandala Shambhala: el sadhana de Mahamudra. Las enseñanzas profundas de su santidad Dilgo Khyentse Rinpoche, de su eminencia Dzingsar Khyentse Rinpoche y de otros grandes maestros de Bután han bendecido también al mandala Shambhala.
El nombre Shambhala nos ha llegado históricamente como una evocación de la creencia humana arquetípica en la sociedad iluminada. Hoy el mandala Shambhala está formado por una red global de centros de meditación dedicados a la creación de una sociedad humana cuerda, basada en la sabiduría profunda de las enseñanzas del budismo Shambhala. Se habla a menudo de Shambhala como un reino, en el que el Sakyong (cuyo título significa literalmente “protector de la tierra”) es la cabeza temporal y espiritual.
El Sakyong me ha pedido que expresa su aprecio profundo por el potencial auspicioso de esta reunión, con el objetivo de crear una senda auténtica hacia la paz mundial y el cese del sufrimiento global. Ve esta conferencia como una iniciativa excelente y en el momento preciso para acelerar el florecimiento de la cordura y brillantez proclamadas por Su Majestad Jigme Singye Wangchuk, al indicar que al reino de Bután le interesa más la Felicidad Interior Bruta que el Producto Interior Bruto. Esta visión representa la sabiduría y la compasión que encontramos en el corazón de las enseñanzas Shambhala y budistas y está unida a la intención del sadhana de Mahamudra en superar el materialismo que ahora domina el mundo. El Sakyong entiende la visión de la Felicidad Interior Bruta como la fundación básica para alcanzar la sociedad iluminada.
El Sakyong está deseando una colaboración estrecha entre Shambhala y estudiosos y dirigentes butaneses para desarrollar indicadores prácticos de bienestar y progreso que se puedan utilizar tanto aquí como a nivel internacional en los próximos años. Confía en que la visión social compartida por este seminario irradiará cordura y compasión más allá de las fronteras de Bután y será de beneficio sin medida para incontables seres vivos.
En esta época de violencia global, degradación medioambiental y confusión social, esta tarea importante puede empedrar el camino hacia un nuevo modelo de desarrollo que refleje los valiosos recursos naturales, culturales, espirituales y humanos del mundo.
NUESTRAS MEDIDAS REFLEJAN NUESTROS VALORES
Nuestro objetivo en esta reunión no consiste solamente en compartir nuestra visión sino en comenzar a ponerla en práctica. Para hacerlo, necesitamos especificar los requisitos básicos de una sociedad iluminada y atrevernos a decir claramente lo que significa Felicidad Interior Bruta. ¿Cuáles son nuestros objetivos y cómo medidos los progresos para alcanzarlos? Cada medida de progreso se basa, por definición, en los valores porque está implícita la pregunta “¿progreso hacia dónde?”. Por consiguiente, lo que contamos y medimos refleja nuestros valores sociales más profundos y, a su vez, determina la agenda política de gobiernos y otras instituciones.
Al contribuir a esta reunión en nombre del mandala Shambhala, también aporto mi propia experiencia como director de la organización canadiense no gubernamental llamada “Indice auténtico de progreso”, en las provincias atlánticas, que ha estado trabajando durante unos cuantos años en señalar indicadores que puedan ayudar a desarrollar una base práctica para poner en funcionamiento la idea de Felicidad Interior Bruta.
Quizás deberíamos comenzar diciendo que lo que no es Felicidad Nacional Bruta, mirando de cerca los valores y objetivos representados por nuestras medidas convencionales de progreso. Así podemos identificar más fácilmente los valores, objetivos y medidas adecuadas para una sociedad iluminada basada en la Felicidad Interior Bruta.
¿Cómo valoran los dirigentes mundiales “el estado de bienestar” actualmente? En todo el mundo medimos nuestro progreso y calibramos nuestro bienestar hoy día a base de indicadores materialistas muy estrechos: el índice de crecimiento económico, a su vez basado en medidas del PIB. Cuanto más producimos, vendemos y compramos, más crece el PIB, y mejor se supone que estamos, según nos dice la sabiduría convencional.
Pero los factores vitales, tanto sociales como medioambientales, son invisibles en estas medidas. Cuanto más demolemos, más combustible fósil quemamos y más rápido agotamos nuestra riqueza natural, más rápido crece la economía. Esto representa una contabilidad pobre, como una fábrica que vendiera su maquinaria y lo contabilizara como beneficio. Nuestro índices de crecimiento no distinguen entre la actividad económica que produce beneficio y la que produce perjuicio. Mientras se gaste dinero, la economía crecerá. Todo expande la economía: el delito, la contaminación, los accidentes, la enfermedad y los desastres naturales. La economía puede crecer incluso cuando aumenta la pobreza y la desigualdad. Al mismo tiempo, nuestros activos más valiosos, como la generosidad, el trabajo voluntario, la atención hospitalaria gratuita y nuestra riqueza espiritual no cuentan en absoluto, porque el dinero no cambia de manos.
De manera que el crecimiento económico no quiere decir necesariamente que vayamos mejor. De hecho, como dijo Robert Kennedy hace 30 años, el PIB mide “todo excepto lo que merece la pena”. Por fortuna, hay un camino mejor a la vista, y el reino de Bután lo ha señalado públicamente al declarar que Bután se interesa más por la Felicidad Interior Bruta que por el Producto Interior Bruto.
También el mandala Shambhala se dedica a crear una sociedad iluminada en la que todos los seres puedan darse cuenta de su verdadero potencial. Si podemos identificar algunas bases sobre las que puede descansar una sociedad así , podemos medir nuestro progreso en alcanzarlas.
PILARES DE DIGNIDAD HUMANA
Las enseñanzas Shambhala y budistas reconocen no sólo que todo el mundo quiere ser feliz y no sufrir, sino que todos somos buenos y decentes por naturaleza. Todos los seres humanos, sin que importe su cultura, etnia, religión, sexo y edad, tienen la capacidad absoluta de llevar una vida digna, de darse cuenta de su visión innata y de crear una sociedad brillante y vibrante basada en la afabilidad y la compasión. No se trata de una teoría ni de buenos deseos. Se trata de la comprensión profunda que procede de un estudio cuidadoso y de la contemplación de la mente humana y la naturaleza de la existencia.
¿Cuáles son los pilares de esa sociedad iluminada basada en la dignidad humana y cuáles son las medidas por las que podemos valorar la salud de una sociedad y su progreso hacia la Felicidad Interior Bruta?
RESPETO Y ATENCION A TODOS LOS SERES
Primero, las enseñanzas budistas y Shambhala nos indican que, por naturaleza, no estamos aislados, ni somos criaturas egoístas y centradas en nosotros mismos, sino que estamos completamente conectados y dependemos de todos los demás seres: una visión que cada vez valora más la ciencia moderna. Esta comprensión lleva a apreciar con más profundidad nuestro medio ambiente y a respetar a los seres de nuestra especie y a todas las demás especies. Como sabemos que nuestro medio ambiente facilita los sistemas de vida de los que dependemos, no saqueamos temeriamente nuestro mundo natural para ganar algo a corto plazo sino que lo nutrimos y lo cuidamos, de manera que pueda continuar sosteniendo las siguientes generaciones de seres. Valoramos y disfrutamos los servicios que facilita la naturaleza sin degradarla.
¿Cómo lo medimos? Podemos comprobar con cuidado la salud de nuestro bosques, nuestros suelos, nuestra agua, nuestro aire y nuestros recursos naturales restantes, las incalculables especies de pájaros, animales e insectos que contienen. En vez de contar la pérdida de nuestra riqueza natural como beneficio económico, tal como hace el PIB, contemplamos esta riqueza como el capital natural sujeto a depreciación. El auténtico progreso consiste en mantener y mejorar el valor de nuestro capital natural.
¿Qué tal lo hacemos? Tristemente nuestros hijos están heredando un mundo no tan rico como el que heredamos nosotros. Hay menos peces en el océano, menos árboles antiguos en los bosques, menos especies de flora y fauna y más contaminación del aire, el agua y la tierra. Contribuirá enormemente a la Felicidad Interior Bruta, además del PIB, una sociedad iluminada que proteja la riqueza natural y la calidad de su medio ambiente, que restablezca sus bosques y suelos, que proteja el habitat de pájaros y animales, que conserve la energía y reduzca la contaminación y las emisiones de gas o el efecto invernadero.
El mismo cuidado y protección se amplía al terreno humano. Las enseñanzas budistas y Shambhala nos indican que todos los seres sin excepción poseen bondad fundamental y bodhicitta y que una mente pobre se puede transformar en la sabiduría de la ecuanimidad que enriquece el mundo. Por consiguiente, una sociedad iluminada respeta todas las culturas, gentes, lenguas y comunidades; las trata con igual dignidad y tolerancia completa y encuentra su propia fuerza en abrirse y diversificarse. La equidad es el principio básico del Índice Auténtico de Progreso.
Las enseñanzas Mahayana van más allá de aceptar pasivamente a los demás y nos enseñan a dar sin egoísmo. La primera paramita es la generosidad. ¿Cómo la medimos? Quienes realizan tareas voluntarias continuamente se extienden hacia los demás sin esperar nada a cambio: cuidar a los enfermos, a los ancianos, a los discapacitados, a los jóvenes que necesitan ayuda y a quienes son menos afortunados que uno mismo como ocurre al enseñar el dharma y otras tradiciones auténticas, y mantener y embellecer los lugares de práctica y adoración espiritual, y enriquecer y mejorar las comunidades y el medio ambiente de incontables maneras. En el Índice de Progreso Auténtico comprobamos con toda atención la fuerza del sector voluntario porque contribuye tan enormemente a nuestro bienestar, calidad de vida y forma de vida.
¿Qué tal lo hacemos? En Canadá encontramos una caída aguda del 12'3% en el nivel de trabajo voluntario en los últimos diez años. En Nueva Escocia, donde se encuentra la capital de Shambhala, contamos hoy con 30.000 voluntarios menos que en 1997. No hay más que imaginar la situación de catástrofe nacional que sería si el PIB bajase en ese mismo porcentaje, el consejo de ministros estaría reunido sin cesar y lo llamaríamos “Depresión” con mayúscula. Pero el descenso agudo del trabajo voluntario ni siquiera es un parpadeo en la pantalla de radar de quienes hacen la política, ni se ha discutido nunca en ninguna legislatura en Canadá porque el trabajo sin salario no se cuenta en nuestras medidas de progreso, basadas en el sistema del PIB.
En contraste, una sociedad iluminada valora y cuida a sus voluntarios y reconoce su contribución como manifestación de generosidad. Aunque no contribuyan al PIB, nuestros voluntarios contribuyen enormemente a la Felicidad Interior Bruta.
SEGURIDAD BÁSICA
Los seres humanos necesidad seguridad básica para constatar su potencial pleno y su sabiduría innata. No pueden practicar el dharma quienes viven con miedo y en la pobreza y están afectados, en general, por las enfermedades, si no viven en libertad ni protegidos, y si les atormentan los reinos del infierno y del hambre. Es esencial para el bienestar alguna medida de seguridad básica.
¿Cómo lo medimos? El progreso auténtico lo señalan las comunidades que no sufren delitos, las poblaciones sanas que no sufren enfermedades, las comunidades prósperas que no están demolidas por la pobreza y el hambre. ¿Cómo lo hacemos? Es un retrato con matices. En Nueva Escocia estamos más a salvo que en la mayoría de las ciudades estadounidenses, pero el riesgo de ser víctimas de un delito es tres veces mayor que hace 25 años y tendemos más a cerrar nuestras puertas, comparados con nuestros padres. Vivimos más tiempo y fumamos menos, pero todavía estamos afectados por índices altos de enfermedades previsibles procedentes de la epidemia de obesidad y la inactividad física. Nuestros hijos poseen más cosas de las que nosotros soñamos a su edad, pero no están más seguros económicamente. En 1989 el parlamento canadiense se comprometió a abolir la pobreza infantil para el año 2000. Pero en el año 2000, los índices de pobreza infantil eran más altos que en 1989.
Una sociedad que se afana por la Felicidad Interior Bruta reconoce que la riqueza material y financiera no asegura por sí sola la verdadera seguridad, y dignidad humana, sino que esa seguridad básica de vida es un componente esencial del bienestar. Frente al materialismo excesivo, la gente anhela la verdadera riqueza que procede del contento, de la simplicidad y la comunidad. Una sociedad iluminada animará el cultivo de muchas formas de riqueza, incluida la vida de familia sana, las comunidades fuertes y a salvo, una distribución equitativa de los recursos y apoyo y atención a los necesitados. Invertirá en mejorar la salud de la población y en asegurar que todo el mundo tiene acceso a la forma de vida que mantiene su salud y bienestar, además del de sus familias y quienes dependen de ellas. Esa seguridad no es un fin en sí mismo sino que crea un medio ambiente de apoyo que anima a todos los ciudadanos a darse cuenta de su potencial pleno.
EDUCACIÓN
El objetivo último de las enseñanzas Shambhala y budistas consiste en lograr el conocimiento verdadero y la sabiduría para que se beneficien todos los seres. En ese sentido, la educación no se considera un conjunto de planes de estudios para dar clase o para el aprendizaje en un trabajo. Incluye una exploración profunda y la comprensión de cómo funciona el mundo: nuestra mente, nuestro cuerpo, la sociedad y el medio ambiente en el que vivimos, y supone gran respeto por la sabiduría de nuestros maestros, ancianos y tradiciones.
¿Cómo lo medimos? Tal como hemos descrito la atención al medio ambiente como inversión en el capital natural y en nuestra riqueza natural, así los servicios y programas que adoptan verdadera educación no son sólo un “coste” (como en las cuentas de la mayoría de los gobiernos) sino una inversión profunda en el capital humano y en el futuro. La educación no sólo es esencial para que los seres humanos logren su potencial pleno, tanto individual como colectivamente, sino que es también la clave para enfrentarse a los retos medioambientales, sociales, de salud y económicos, tal como hemos indicado antes, y para resolver los conflictos de forma pacífica. Una buena educación promoverá el respeto a la diversidad y las relaciones mutuatmente respetuosas entre gentes que mantienen puntos de vista ampliamente divergentes.
¿Cómo lo hacemos? Eso depende por completo de lo que entendemos por “educación”. Las escuelas y universidades de nuestro mundo ofrecen una cantidad de licenciados sin precedentes pero está por ver si nuestra sabiduría o comprensión de la sociedad crece como resultado de todos los componentes del Indice de Progreso Auténtico. Por consiguiente, hemos encontrado que el componente “educación” es el que ofrece más reto como indicador de desarollo, puesto que un buen indicador debe sopesar la calidad de la educación y sus resultados, no solamente la cantidad de licenciados. Para poner un ejemplo un tanto crudamente, podríamos confiar más en un ministro de finanzas que nunca haya estudiado economía convencional que en uno licenciado en el sistema económico que considera el crecimiento como un paradigma y dogma incuestionable. La triste realidad consiste en que la mayoría de los textos económicos prefieren todavía mantener un punto de vista aislado sobre el sietema económico, como si estuviera separado de las realidad sociales y medioambientales.
La verdadera educación debe dirigirse al desarollo pleno de las capacidades humanas. Debe animar a los estudiantes a expresar su ser total innato, a reforzar su afabailidad y capacidad para ayudar a los demás y a estimulareles para que participen en la evolución de una sociedad humana y decente. Esa educación promovería una cultura de recursos, iniciativas y esfuerzo cooperativo. Como resulta un reto múltiple inventar indicadores capaces de medir estos resultados, hemos dejado el desarrollo de los indicadores educativos para el final del desarrollo de nuestro Indice de progreso auténtico. de hecho, tenemos hoy investigadores trabajando en ese área, gracias a una beca de investigación concedida por el Consejo de investigación de ciencias sociales y humanas de Canadá.
Entendemos, por supuesto, que la educación es un proceso que dura toda la vida, no sólo para gente joven en la escuela y, por consguiente, entendemos que el tiempo libre es un requisito esencial para ampliar la educación y el desarrollo humano en esta vida. Al tiempo libre no se le concede valor, según el PIB. Cuantyas más horas trabajamos por un salario y cuanto más ocupados y alterados estemos como resultado, más crecerá la economía y “mucho mejor” se supone que estaremos. El Indice de Progreso Auténtico y una sociedad basada en la Felicidad Interior Bruta, valorará explicitamente el tiempo libre, sin el que no es posible ni estudiar, ni contemplar ni meditar.
Curiosamente, desde que gran cantidad de mujeres ha ido entrando en el mercado de trabajo asalariado, su tiempo libre se ha reducido drásticamente, puesto que las mujeres aún cargan con la parte del león en el trabajo casero sin salario. La carga total del trabajo femenino, con salario o sin él, y la tensión creciente que supone nunca se contabilizan en las medidas de progreso basadas en el PIB, que ignora tanto el trabajo sin salario como el tiempo libre. Mientras que el PIB sólo mide el trabajo asalariado, las medidas iluminadas de progreso para una sociedad que se base en la Felicidad Interior Bruta tendrán en cuenta todo el tiempo de la gente: su trabajo asalariado, su trabajo sin salario, su tiempo libre y su educación. Al trabajar el indice de progreso Auténtico, usamos por tanto encuestas sobre el uso del tiempo y encuestas sobre la tensión y la sobrecarga como medidas clave del bienestar.
EL INDICE DE PROGRESO AUTENTICO EN NUEVA ESCOCIA
Éstos son algunos de los pilares de una sociedad iluminada basada en la Felicidad Nacional Bruta. La lista descrita más arriba no es en absoluto exhaustiva y sirve solamente para ilustrar algunos de los elementos clave de nuestro capital humano, social y natural, nuestra riqueza innata, que nuestro actual PIB y las medidas de progreso basadas en el PIB ignoran. Afortunadamente, hay maneras mejores de medir el progreso que tienen en cuenta esas dimensiones vitales del bienestar.
El Indice de Progreso Auténtico o IPA de Nueva Escocia concede valor explícito a la calidad medioambiental, la riqueza natural, la salud de la población, la seguridad en la vida cotidiana, la equidad, el tiempo libre y los logros educativos. Valora el trabajo voluntario, sin salario y el del hogar tanto como el trabajo asalariado. Adjudica costes pero no ingresos a la enfermedad, el delito y la contaminación. Los métodos que aplica el IPA pueden contribuir a facilitar un dibujo más completo y preciso de cómo le va a la sociedad, de manera que refleje con más acierto los valores más profundos de la humanidad.
En esta conferencia y en los años venideros estamos deseando explorar con nuestros colegas butaneses si las medidas del IPA pueden resultar aplicables a Bután y cómo podrían aplicarse y adaptarse a las condiciones y circunstancias de Bután, qué otros indicadores importantes puede necesitar Bután y cómo se pueden medir de manera práctica para que ayuden a la toma de decisiones políticas a diario.
Con este fin y para comenzar el diálogo, el IPA Atlántico ha preparado un informe técnico separado, voluminoso (180 páginas) y detallado para el Centro de Estudios de Bután y el Centro para el Desarrollo Sostenible en Asia Interior. El documento presenta un marco posible de medidas de Felicidad Interior Bruta, y discute las metodologías y exigencia de datos, los sistemas de información, las fuerzas y limitaciones de la expansión de capital en las que se incluyen medidas del capital humano, social y natural y otros detalles técnicos. También pasa revista a nuestro propio trabajo para desarrollar bienestar y los indicadores de desarrollo sostenido en Nueva Escocia, e intenta resumir algunas lecciones que hemos aprendido además de indicaciones posibles para la investigación futura. Aunque parte de esta discusión técnica puede resultar prematura en este momento, hemos sugerido que se establezca una página web basada en la Felicidad Interior Bruta para aquellos interesados concretamente en las medidas.
En este momento, lo importante es valorar la importancia de lo realizado por el Centro de Estudios de Bután y el Centro para el Desarrollo Sostenible en Asia Interior con este primer seminario. Bután ha retado clara, directa, elocuente y profundamente la ética materialista dominante representada por nuestro PIB y el sistema de medidas de progreso basadas en el PIB: Esto coloca a Bután al frente de la comunidad de naciones en este aspecto, capaz de mostrar un camino nuevo que puede ser una modelo de desarrollo para muchos países del mundo.
Las ondas de este seminario se extenderán a lo lejos, contribuyendo a establecer la base de la sociedad iluminada en todo el mundo, de manera que se transforme la confusión provocada por las medidas del PIB en la sabiduría de la Felicidad Interior Bruta.
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