sábado, 15 de mayo de 2010

La BioPolítica de Planilandia



Hay aquí tres descriptores en principio en juego. Biología. Política. Planilandia. Cuando esta mañana se me ocurrió este "casamiento memético", el término "BioPolítica" se me resumía en mi mente con la sabrosa idea de Michel Foucault de que cualquier actuación del Estado, y de su poder, se dirige inexorablemente hacia el cuerpo, nuestro cuerpo, que sumado a otros cuerpos conforman el cuerpo social. El cuerpo es vida. Somos, recordémoslo, un conglomerado simbiótico de comunidades celulares. Entonces, la acción de los dispositivos de poder sobre el ciudadano se centra pues en nuestro propio cuerpo. Esto no constituye un alarde biologicista por parte de Foucault. Se trata simplemente de una verdad inmanente. Somos un cuerpo ante todo. Otra cosa es que la expansión de la alienación haya llegado incluso a negar lo más básico del materialismo: que somos un cuerpo vivo de una especie viva. Materialismo "maternal". Madre, Materia, Madera son hermanas etimológicas.

Ha llegado a nuestra ciudad "el circo de la caixa". Una exposición sobre la historia del lenguaje humano. Se lee en los carteles exteriores: "Una Capacidad Exclusivamente Humana". Implícito a este reconocimiento está el olvidar lo que acabamos de decir. Si somos un cuerpo vivo de una especie viva. Si somos una especie viva emparentada históricamente y en simbiosis permanente con miles de otras especies. Esta es la clase de tijeras que podíamos llamar bio-solipsistas. Que de vez en cuando tratan de rescatar las ideologías patriarcales. En las que somos una imagen de un dios monoteista. Dios monoteista que desde su palco seguía acaparando poderosamente nuestra atención. Y que inopinadamente aflora recordándonos que el fascismo no está del todo vencido, aunque casi...

"La imagen de un Dios Monoteísta". Para eso hemos quedado. Somos una imagen. Una imagen plana. Una imagen plana heredera compulsiva del monoteismo que colocó "en el palco" la imagen de su dios. Allá en una cueva de Anatolia. Una imagen plana que las tecnologías de la información y comunicación difunden "ad infinitum" "Urbi et Orbi".

La Ciencia Moderna Occidental (idea robada a Sandra Harding) es Ciencia Judeo Cristiana Greco Romana. Sus bases ideológicas se nutren de esas aguas. Y por eso rezuman patriarcado por todos lados.

La idea de planilandia la asocio al Dr. Quantum y a su video "planilandia", colgado en youtube, en el que vemos a un personajillo "nadando" en un mar de dos dimensiones, que con el tiempo y una caña aprehende la tercera dimensión buceando ya para siempre entre las tres.

Es un salto previo. Si la física nos habla de hasta once dimensiones. Once menos dos hacen diez. Tenemos para rato. Partimos desde dos dimensiones más o menos ("el hombre unidimensional"). Saltar a la tercera dimensión supone adentrarse más y más en toda esa racha multidimensional que según la física llega hasta once.

Planilandia está bien presente en nuestra sociedad. Se cuela por infinidad de rinconcillos de muchos estilos de vida habituales, al menos en las sociedades llamadas modernas. Se cuela como cuando te echan un papelillo entre los dedos y ¡zas! se te cuela sin darte tiempo a responder cerrando tus dedos para atraparlo. Pero ahora sí que tenemos atrapada y bien atrapada planilandia. Y no pensamos soltarla. Atrapada y bien atrapada. Y Explicada. Y explicada desde la implicación. Desde la implicación real, física, de nuestros cuerpos sensoriales y perceptivos. Cuerpos que con el tiempo, ese antiguo monoteismo consiguió "hipnotizar" hábilmente. Cuerpos fijados e inmovilizados. Cuerpos abducidos. Cuerpos achatados. Cuerpos planeados, planificados y aplanados. Desensibilizados.

La biopolitica de planilandia es pulverizada por "el código de la felicidad". El "código de la felicidad" es un artilugio intuitivo que nos hemos inventado. Se compone de tres hebras que llamamos "A tres N".

Las llamadas neurociencias son el altar de la ciencia moderna occidental. O la sacristía. Ciencia inmaculada. Ciencia incorrupta. E incorruptible (era). Inmaculada Concepción (en palabras de Sandra Harding).

Las neurociencias tratan (trataban) al cerebro como un sistema cerrado. Sí. Cerrado a cal y canto. Para que no perdiera su virginidad y su pureza. El cerebro(centrismo) fué como "una reserva natural" un "coto privado" establecido entre la curia de un lado y de otro. La ciencia judeo cristiana greco romana llegó a un acuerdo con la religion judeo cristiana greco romana. Y el acuerdo quedó encerrado en una cajita. Una cajita sagrada e invulnerable. El cerebro. Un espacio puro. Sin mezcla de mal alguno. Un trozo de dios en la tierra. El cerebro era como dios. Todo lo mandaba. Todo lo dirigía. Pero sin el pueblo. El cerebro se lo guisaba. Y el cerebro se lo comía. El cerebro terminaba en los muros del cráneo. De ahí hacia fuera se extendía un mar ignoto. Un mar olvidado. Un mar pecaminoso. Que así dejó de darnos la tabarra. Facilitando nuestras ansias de o-b-j-e-t-i-v-i-d-a-d. Teníamos en nuestras manos un objeto: el cerebro. Y a este lado había un cuerpo: el del observador. Que dejaba de ser observador (participante, sensorial, perceptivo) para convertirse en adorador. Adorador de esa parte de nuestro cuerpo que por fín podíamos estudiar sin contravenir las normas de la curia religiosa.

Todo tenía sentido cuando se miraba desde la óptica del cerebro. Pero tanto mirar, y remirar el cerebro, el cerebro terminó "por escabullirse". Ya dejó de ser una parte de un organismo vivo. Y de un ecosistema viviente y mandante de señales y sensaciones miles de miles. El cerebro pasó a ser como "el alma". Algo intangible. Divorciado de la realidad. Claro que un cerebro visto así "pasa factura". Tanta adoración, hipnosis, abducción terminó por construirse como verdad neurosemántica en el propio cerebro del "observador" cientifista que, al ignorar todo lo demás, o el mundo (que no es chico), su cerebro empezó a encogerse y a encogerse, enmudecerse, lisiarse, alienarse, cerrarse, insensibilizarse, ausentarse, etcetera...

Yo pienso que quienes defendían que las neuronas adultas no se reproducían tenían en ellos mismo una parte de verdad. Probablemente encerrada en sus propios cerebros anidaba esa verdad. Porque sus propios cerebros quizás dejaron de reproducirse en parte.

Lo mismo para los que defendían que "los ciegos" usan la ecolocación. Tenían que estar ciegos, para su propia ecolocación, para defender esa verdadera patraña.

"El núcleo duro" del código de la fluicidad o felicidad lo conforman "los cuatro jinetes del apocalipsis". Abducción, Neuronas Wifi (o espejo), Ecolocación y Revitalización o Reproducibilidad Neuronal. Es un poker de ases de la neurociencia del siglo xxi.

Las tres últimas afectan directamente al campo de las neurociencias.

La abducción afecta también de lleno a las neurociencias. Pero pertenece a un nivel "previo" epistemológico. La epistemología, ejem ejem, para el cientifismo es, o era "una chorrada". Estos "niños mal-criados" en la creencia superlativa de "solo-ciencia" pura, inmaculada, acultural, objetiva, ni siquiera se echaban a temblar cuando se enfrentaban a la epistemología. Simplemente miraban para otro lado. Estaban educados exactamente así (perdonen las generalizaciones).

La abducción es el (pen)último tabú. Hace explotar a todo el mausoleo de creencias que quedaban en la ciencia moderna occidental. La antigua verdad implosiona así en una miríada de "verdades cuánticas", pequeñitas, contingentes, compatibles, que así vuelven a bailar unas con otras sin aspiraciones de trascendencia alguna. Aún estoy buscando algun autor que hable, compare, como hemos hecho nosotros, de ambas clases o tipos de abducción: la "extraterrestre" y la de Peirce. Si lo encontrais no dudeis en comunicarlo, aunque sea por telepatía. ¡jaja!

El "núcleo duro" del código de la fluicidad, esos cuatro jinetes del apocalipsis, es como un tiovivo que cuantas más vueltas le das, más te empodera. Representan una potente correa de transmisión desde aquel individualismo cientifista y metodológico hacia este comunitarismo de las neurociencias del xxi.

Planilandia aparece en las aulas jerarquicas o dos punto cero, en los testos memoristicos, en las pantallas, en las autopistas, estoes, en aquellas circunstancias en las que nos dedicamos a perseverar aquel rito llamado A-D-O-R-A-C-I-Ó-N.

Adoramos al volante, adoramos el telediario, adoramos el rostro y ojos de zapatero, adoramos la lección dictada leida, para ser aprendida y memorizada. Al científico ese famoso que sale en Redes.

Homilías por doquier. Una clase jerárquica es una homilía. Un discurso es una homilía. Si el discurso más visto es, o son los del supuesto líder de un Estado, como Zapatero, entonces zapatero es lo menos un Papa. Venerado y adorado por sus fieles. Rezar es hablar de Zapatero, o hacer un examen, o contestar al profesor. RezaBAmos con repeticiones que son los mantras.

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